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La crisis del Este y la CE

La firma del acuerdo hispanofrancés de permeabilización de fronteras estaba pendiente de la materialización de otro equivalente entre Francia, la República Federal de Alemania y los países del Benelux, el llamado acuerdo de Schengen. Fuentes españolas no ocultan que los cambios en los países de Europa del Este han incidido en el freno a los planteamientos más favorables a la libre circulación de personas en el seno de la CE. Así, el proyecto del grupo de Schengen de adelantarse en tres años a la supresión de fronteras prevista para 1993 entre los 12 se halla estancado desde hace meses. Bonn pretende incluir a los 17 millones de habitantes de la RDA, a lo que se opone Francia.Para el diplomático español, Rafael Pastor Ridruejo, en los próximos seis meses no cabe esperar un impulso a la política de libre circulación, ya que la presidencia comunitaria la ostenta en este período Irlanda, "un país al que no le preocupa excesivamente el tema". Y añade: "En el segundo semestre, la presidencia la ocupará Italia, cuyo gobierno tiene una mayor sensibilidad hacia la supresión de fronteras".

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España también pretende la supresión de la frontera con Portugal, pero con el problema añadido de que no ha suscrito todavía un acuerdo de remisión como el firmado con Francia, por el que los inmigrantes ilegales procedente de España detenidos en territorio francés son entregados a las autoridades españolas, que deben hacerse cargo de ellos.

A pesar de la suspensión del proyecto de supresión de fronteras, a partir del 8 de abril en Portbou y del 1 de junio en Coll d'Ares, ambos puntos fronterizos de la provincia de Gerona, se pondrán en marcha algunas medidas que facilitarán la futura supresión de obstáculos. Consisten en la apertura permanente del paso fronterizo y en la conversión de las instalaciones en zona de jurisdicción policial conjunta.

En opinión de Josep María Verd, consejero del presidente del Consell General del Pirineo Oriental, con sede en Perpiñán, y ciudadano de doble nacionalidad, las trabas administrativas de la Comisión de Transportes de la CEE no auguran un futuro optimista. "En la Comisión han llegado a decir que hasta el 1996 no habrá cambios de fronteras. España poco podrá hacer para alterar esta dinámica, ya que es el último país integrado en la Comunidad".

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