Un paleto en la ciudad
Desde hoy TVM eleva a 13 el número de largometrajes que semanalmente incluirá en su programación. Con la inuaguración del espacio Cine de tarde, que emitirá película de lunes a viernes, la oferta casi se duplica y la calidad sufrirá previsiblemente las consecuencias. Los adelantos de algunos títulos para este espacio apuntan hacia grandes paquetes de películas españolas y coproducciones europeas. El panorama para los telespectadores de media tarde más que esperanzador se presenta amenazante.Es el caso de la película Abuelo made in Spain -programada para hoy- y de otras que jamás tuvieron el aprecio de la crítica ni cautivaron a los cinéfilos. Fueron calificadas de subgénero, vilipendiadas por su corte populachero, por sus guiones tópicos y faltos de coherencia, y, sin embargo, contaron con la aprobación de un numeroso público; y directores -o artesanos- como Lazaga y Quino, Escrivá y Ozores dieron con la fórmula fácil para cautivar al espectador de clase inedia y situarlas en el ranking de películas más taquilleras del cine español. Abuelo made in Spain es un título más de la colaboración entre Pedro Lazaga y Paco Martínez Soria. Un tándem que comenzó en 1965 con ¿Qué hacemos con los hijos? y funcionó hasta 1977 con Vaya par de gemelos. Director y actor sólo cosecharon éxito tras éxito, en muchos casos con guiones basados en las obras de teatro con las que el actor triunfaba por todos los escenarios de España.
La fórmula del hombre de pueblo ignorante, un paleto honrado que habla con franqueza, que suelta verdades como puños distinguiendo con firmeza entre el bien y el mal, que pone orden en el caos familiar provocado por unos hijos generalmente más cultos pero más torpes, enganchó a un gran público que se identificaba con el protagonista.Si, además, tiende guiños al espectador sacando a relucir las facultades sexis celtibéricas, de un macho por el que no pasa la edad a la hora de alardear de sus proezas sexuales, el éxito es ya infalible. Todo encaja en este abuelo que debe ir a la ciudad "a ver qué pasa en casa de sus hijos".
Lazaga evitaba aburrir al espectador medio con su estilo fresco y fluido.
