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Kienbaun, el misterio desvelado

Primera visita a un centro de elite de la RDA, oculto hasta hace dos semanas

La Escuela Deportiva de Kienbaun, situada a unos 30 kilómetros de Berlín Este, ha sido hasta hace pocas fechas uno de los ejemplos del misterio deportivo alemán oriental. Cerrada a cal y canto no sólo para los informadores, sino también para los deportistas extranjeros, ahora quiere ser una muestra más de la apertura y de los cambios que se suceden en la RDA. EL PAÍS fue el primer periódico occidental en visitarla. Kienbaun está al borde de uno de los muchos lagos que se forman al paso de los ríos alemanes. En sus frías aguas se suicidó hace un mes el máximo encargado de las finanzas del deporte alemán oriental.

"En el pasado hubo mucho secreto alrededor del deporte de elite, pero no merecía la pena, porque no hay sistemas de entrenamiento que ocultar", dice Greg Barthelmes, director del centro de alto rendimiento de Kienbaun. Barthelmes, que está convencido de que el deporte de la RDA seguirá en la cumbre, si se pueden mantener esos métodos, se disculpa cuando ya la RDA está obligada a la apertura.La segunda semana de diciembre fue decisiva. Precisamente en el salón de reuniones de Kienbaun dimitió la cúpula de la Federación Alemana de Gimnasia y Deportes (DTSB), el máximo organismo deportivo de la RDA. La autocrítica es feroz en un país que ha utilizado el deporte como bandera política y que es en lo único que ha triunfado, pero a un precio muy caro. A costa de olvidar el deporte de masas e invirtiendo grandes sumas de dinero, sin regatear lo más mínimo, en un país en bancarrota. Dentro del cambio, todo está provisional y ya no importa el secretismo anterior. Y si hubo algo que ocultar, en Kienbaun ha desaparecido en pocos días. Ahora no se aprecian más que magníficas instalaciones.

52 hectáreas

Barthelmes ríe cuando se le comenta si encuentra rara esta situación y simplemente comenta: "Yo fui durante 20 años secretario general de la natación y para mí nunca existieron fronteras". Muchos piensan, sin embargo, que para él y para los atletas de elite no hubo limitaciones, pero sí para los demás atletas. Las denuncias se han sucedido ahora.

El director de Kienbaun sí se pone serio al referirse al suicidio de Franz Rydz, el tesorero de la, DTSB: "Ha sido el único caso que ha afectado al deporte", dice. Aunque lo comenta como si él no hubiese tenido relación alguna: "Sí, lo publicaron los periódicos". Y sólo matiza: "Sí, se ató unas pesas a los pies antes de tirarse al lago".

En las 52 hectáreas del terreno que ocupa Kienbaun existen tres pistas de atletismo, una de ellas cubierta, y varios pabellones más para otros deportes de sala. Casi en la entrada, una gran columna de humo sale de un edificio que es la sala de calefacción de todo el centro. Las instalaciones pueden albergar hasta 250 deportistas, en habitaciones de una, dos y tres camas. Para desplazarse en las largas distancias existentes entre los distintos recintos hay 200 bicicletas.

Existe una parte antigua, que data de 1952, y otra nueva, de 1986. En medio, en 1968, se construyó la citada sala estrella, un pabellón de atletismo, con seis calles de tartán. Es una recta de 180 metros, que también cuenta con peraltes en los fondos -donde también hay saltómetros de altura y pértiga-. Las curvas, aun dentro del trazado longitudinal de la construcción, están calculadas con un radio similar a las de los grandes palacios cubiertos. Cada 10 metros también cuenta con cronómetros electrónicos.

En la pista, mientras se desvela el misterioso centro de alto rendimiento, se entrena sólo un atleta. Michael Huke, como todos los demás que residen actualmente en Kienbaun, es junior, tiene 20 años y 10.31 segundos como mejor marca. También hay en el centro deportistas de las restantes modalidades que normalmente se concentran en sus instalaciones: ciclismo de carretera, piragüismo, balonmano, voleibol y gimnasia.

Curiosamente, la visita se ha pactado poco después de la hora de comer y apenas hay deportistas entrenándose. Sólo los piragüistas trabajan duramente en la sala de pesas. También, a mitad de camino entre la zona antigua y la nueva, cerca de la pista cubierta de atletismo, otro edificio con grandes puertas de seis metros de alto sirve para los lanzamientos de disco de dos atletas. "Dentro no puede haber calefacción por las pérdidas de calor que se producirían", según señala Barthelmes, pero así pueden entrenarse bajo techo". En Kienbaun está lloviendo y hace una temperatura de tres grados sobre cero, siempre cuatro o cinco menos que en Belín Este.

Ciclistas checoslovacos

Normalmente, las concentraciones en el centro no duran más de dos semanas. Los atletas de elite seleccionados vienen de sus clubes, donde también tienen un trato privilegiado, y en Kienbaun, como en otros centros, reciben los últimos toques. En diciembre, coincidiendo con la apertura, también han estado ciclistas checoslovacos. Barthelmes lo confirma: "Con los cambios, ahora también pueden venir deportistas extranjeros, no sólo periodistas".

El ex campeón olímpico Aschenbach, primer acusador

Greg Barthelmes, director del centro de Kienbaun, ha negado que entre sus sistemas de entrenamiento se encuentre la barocámara o burbuja para simular el entrenamiento en altitud. Pero reconoce su existencia en otros centros. Ésta fue una de las denuncias hechas a lo largo de 1989 por Hans-Georg Aschenbach, campeón olímpico de salto de trampolín en los Juegos de Invierno de Innsbruck, en 1976. Barthelmes, que admite sin problemas un método de preparación simplemente alternativo, niega, en cambio, que se haya efectuado otro tipo de prácticas como el doping o las descargas eléctricas para el crecimiento muscular de los atletas, según afirmó también el ex saltador.Aschenbach aprovechó un entrenamiento de su equipo nacional, en agosto de 1988, para quedarse en la RFA. Trabaja como médico deportivo en Friburgo y aunque sus más graves denuncias se refirieron al doping, antes que lo hiciera la nadadora Christiane Knacke, añadió los electroshock.

"Tengo 37 años, pero por mis articulaciones y músculos parece como si tuviera 60. Sufro también pérdidas de memoria", declaró Aschenbach. "Nos obligaban a ingerir anabolizantes a todos los del equipo nacional bajo amenazas de no ser seleccionados si nos negábamos. Yo tomaba entre seis y ocho tabletas diarias de Nandrolón, una combinación de diferentes hormonas masculinas, y sólo 10 días antes de las competiciones suspendía el tratamiento, porque las investigaciones habían demostrado que cinco después de no hacerlo el cuerpo ya no retenía rastros del producto", señaló.

Descargas eléctricas

"Y también se practicaban las descargas eléctricas para forzar el crecimiento muscular de los deportistas de elite", añadió Aschenbach. "Los fisioterapeutas en la RDA utilizan aparatos normales de electroterapia médica, pero se manipulaban para que las descargas fueran mayores. Era increíble ver cómo crecían los músculos durante la terapia. Las descargas llegaban a alcanzar los 100 miliamperios, lo que podía alterar el ritmo cardiaco normal".

Barthelmes sonríe con sorna ante todo ello, y sólo admite la existencia de barocámaras en otros centros de la RDA. En ella se pueden simular, por ejemplo, los 1.130 metros de Saint Moritz (Suiza) o incluso los 2.227 de México. La RDA fue la primera en dar gran importancia a los entrenamientos en altitud. Al acostumbrar el cuerpo al esfuerzo con carencia de oxígeno, los rendimientos posteriores a cotas inferiores son lógicamente mayores. Muchos equipos de la RDA efectuaron en el pasado concentraciones en México, por ejemplo, pero últimamente no lo necesitaban al tener los medios en casa. El deporte de elite, pese a los apuros económicos del país, era prioritario.

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