Los graves denuncias de Christiane Knacke

Christiane Knacke, que tiene ahora 27 años, fue medalla de bronce olímpica de 100 metros mariposa en Moscú 80, pero saltó a la fama en 1977 al batir el récord mundial. Se retiró en 1981 y hace un año que vive en Viena (Austria). Empezó sus denuncias en julio pasado en el periódico Kronenzeitung. Después, las repitió en el semanario francés L'Express. "Me ha costado ocho años perder los 15 kilos que engordé con los anabolizantes. Ahora peso 50. Pero tengo miedo de lo que aún me puedan afectar", ha declarado. "Mi hija, que ahora tiene seis años, no hará nunca deporte de elite después de lo que ha pasado".Knacke, según cuenta, tuvo que llevarla al hospital a los cinco meses, en 1983, porque sufría espasmos con fiebre de 40 grados. "Estuvo año y medio entre la vida y la muerte. Tenía un desequilibrio hormonal nada sorprendente, según me dijeron, por todo lo que yo había tomado en mi época de nadadora. Mi hija era una niña del doping. Mis compañeras Barbara Krause y Andrea Pollack tuvieron menos suerte. Andrea tuvo un aborto al quinto mes de embarazo y los dos niños de Barbara nacieron con los pies deformes. Entonces comprendí que habíamos sido nadadoras, pero también cobayas de laboratorio. Luego también supe por una antigua campeona de gimnasia, ahora médico, que ha habido otros casos, de atletas y ciclistas, casados con mujeres que no habían hecho deporte y que igualmente tuvieron hijos con malformaciones".

Knacke acusa a Rolf Glaser, su entrenador en la selección -ilocalizable en la RDA-, de haberle dado pastillas, aparte de vitaminas normales. Eran de 10 a 15 diarias: "Para regenerar más deprisa tu organismo", me dijo. "Y si no las tomas no nadarás más", añadió. "Además", continúa Knacke, me ponían inyecciones de cortisona y procaína, y de algo que ponía 'glucosa'. Empecé a tener menstruaciones irregulares y a engordar. Me avergonzaba de mi cuerpo, pero me dijeron: '¿Qué quieres ser una chica normal o una deportista de alto nivel como has elegido al estar aquí?'. En 1978 llegué a estar 137 días en Kreischa, donde el laboratorio antidoping, porque quizá se habían pasado de dosis, como con Petra Thumer, doble campeona olímpica en 1976".