No existen problemas legales para la repatriación del cadáver
Un paro cardiaco fue la causa final que provocó la muerte del banquero español Pedro Toledo, registrada a las 13.45, hora local, del pasado marte (20,45 hora española) en la clínica Mayo, de la ciudad de Rochester (Minnesota). El banquero había llegado hasta esta gélida ciudad de la llanura norteamericana con el propósito de enfrentarse a su enfermedad en la denominada mejor clínica del mundo. Sin embargo, falleció a las pocas horas de haber ingresado en ella.
Ayer por la noche el cuerpo embalsamado del banquero fue enviado a Nueva York, desde donde hoy viajará a Madrid en un vuelo de Iberia. Toledo reposó antes de ser trasladado a Nueva York en una de las salas de la funeraria Ranfranaz, cuyas tenues luces interiores contrastaban con el manto de nieve que cubría la ciudad de Rochester, última etapa de la vida del banquero.El cónsul general de España en Chicago, Fernando Belloso, declaró ayer que no existían "problemas legales para la repatriación del cadáver". Los trámites fueron transferidos a Nueva York, donde Jesús Rodríguez Andia se ocupó de la tramitación del expediente y del envío del cadáver a Madrid. Un portavoz del BBV declaró que la muerte de Toledo "fue una sorpresa para todos", aunque se mostró muy cauto a la hora de facilitar informaciones referentes a los últimos momentos del banquero.
Toledo llegó a Rochester el lunes a última hora, acompañado por su esposa, una de sus hijas y un médico de la clínica Quirán de Barcelona, Jordi Ríus. El estado del paciente, aquejado de una hemocromatosis, era crítico. La Mayo conocía su estado a través de un contacto periódico con los médicos españoles que se ocupaban de su dolencia hepática. A su llegada a Rochester, los dos médicos de la Mayo que le atendendieron, Tom Winkler y Peter Southorn, comprobaron la gravedad de Toledo, que falleció a las pocas horas de su ingreso sin que hubiera sido sometido a intervención quirúrgica alguna, según fuentes hospitalarias.
Trasplante
Uno de los médicos que atendieron al copresidente del BBV, el doctor Southon, confirmó a EL PAÍS que Toledo falleció a las pocas horas de ser ingresado, y desmintió que el paciente fuera ingresado para ser sometido al trasplante de hígado. "Ésa era una posibilidad, pero su llegada Estados Unidos no obedecía a ese supuesto, aunque su estado era muy grave", comentó.Desde el momento de la muerte del banquero, dos directivos del BBV, el consejero Javier Prado y el delegado del banco en Estados Unidos y Canadá, se ocuparon de acelerar los trámites del traslado. Toledo, como otros tantos pacientes de la Mayo, se encontraba en permanente contacto con los médico de esta clínica norteamericana quienes seguían la evolución de su enfermedad a través de los resultados de los análisis que eran efectuados en España. A miles de kilómetros, los médico de la Mayo conocían el estado del paciente, quien en España era atendido por los especialista de la clínica Quirán. Su traslado a Rochester fue el resultado de una crisis que terminó siendo mortal. Rochester fue para Toledo la última esperanza. "Es curioso que vengan de tan lejos para intentar curarse", comentaba ayer una recepcionista de hotel enterada del caso.
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