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Los partidos indios intentan enhebrar un juego de alianzas que permita formar Gobierno

Antes de conocerse los resultados finales de las elecciones han comenzado en Delhi, a paso de carga, los contactos entre partidos para intentar enhebrar un juego de alianzas que haga gobernable el país. La India camina inexorablemente hacia un Gobierno de coalición en el que, sea cual fuere su tono, la voz cantante la va a tener un partido hindú de corte fundamentalista, el Bharatiya Janata (BJP), que es el vencedor moral de los comicios.

El enigma abierto ayer, una vez claro que ni el partido de Rajiv Gandhi ni la coalición opositora Frente Nacional están en situación de gobernar por sí solos, es quién y en qué condiciones va a coger las riendas que tenía el Congreso (I). A petición del primer ministro, que no ha presentado hasta ahora su dimisión como jefe de Gobierno, y tras una reunión urgente del gabinete, el presidente de la República anunció anoche la disolución del actual Parlamento.Los indios han votado por el cambio sin preocuparse aparentemente demasiado por la estabilidad política de su país. Así se desprende de un escrutinio aún no concluido pero que confirma sin lugar a dudas la tendencia apuntada el domingo sobre un desplome del voto del Congreso (I), sobre todo en el Norte, y unas ganancias menores de lo esperadas para el Frente Nacional de V. P. Singh.

Con casi el 72%, de los escaños adjudicados, 377 sobre 525 tras el aplazamiento de algunas votaciones, el partido de Rajiv Gandhi había obtenido anoche 164, el frente Nacional 82 y 69 el BJP. En la actual Cámara Baja se necesitan 263 diputados para tener mayoría absoluta. Gandhi tenía 415 escaños de los 543 del Parlamento que acaba de ser disuelto.

La democracia dinástica representada por el hijo de Indira Gandhi se ha resquebrajado en la India. El Partido del Congreso (I) no sólo ha perdido el poder, sino que la misma presencia de Gandhi a su timón está ahora en entredicho. La vieja guardia, tres de cuyos más conspicuos dirigentes han ofrecido ya su dimisión, no perdona al primer ministro lo que considera una campaña electoral desastrosa. La hora de los cuchillos puede haber llegado .para el partido que ha monopolizado la vida política india durante 40 años, y en el aire está ya la posibilidad de una escisión en este crucero pesado para acomodarse mejor a la lucha que se avecina por el poder.

Advani, contra GandhiEn este sentido, el líder del BJP, Lal Krishna Advani, anunció ayer que su partido no apoyará un Gobierno del Congreso (I) ni aún cuando Rajiv Gandhi hubiese sido quitado de en medio. El BJP podría ofrecer sus votos al Frente Nacional de V. P. Singh siempre y cuando los comunistas, que serían imprescindibles para garantizar la mayoría, mantuvieran su apoyo desde fuera. El Bharatiya Janata hace cuestión de principio la exclusión de los comunistas de cualquier Gobierno en el que decida integrarse. Si no se consiguiera un acuerdo mayoritario, el Frente estaría dispuesto a asumir un Gobierno minoritario con el apoyo exterior del BJP y partidos de la izquierda.

Los resultados de estas elecciones generales, aún cuando no serán del todo conocidos hasta hoy, muestran una significativa y no esperada fractura del voto. El Sur, gobernado por la oposición, se ha decidido ahora masiva mente por el Congreso (I), mien tras que el decisivo Norte, tradicionalmente un feudo del partido gobernante, ha vuelto esta vez la espalda a Rajiv Gandhi.

Los partidos más votados están tocando a rebato para la batalla de pasillos que ya está en marcha. Gandhi se reunió ayer con su círculo íntimo para perfilar la estrategia del disminuido Congreso (I), que ha hecho pública su intención de no negociar en ningún caso con el BJP. Janata Dal, el grupo centrista de Singh, segundo más votado y partido pivote de la coalición opositora, ha convocado mañana en Delhi a su estado mayor. Otro tanto anuncian para el viernes los dirigentes del BJP.

En las circunstancias que se dibujan y si no se produce un realineamiento político de envergadura, no va a ser fácil para ningún partido la formación de nuevo Gobierno en la India. El veredicto de las urnas, de otra parte, da una nueva e inquietante dimensión a uno de los factores decisivos del voto, los enfrentamientos entre comunidades religiosas. La espectacular subida del BJP, hinduista a ultranza, pone un interrogante sobre las futuras relaciones entre hindúes y musulmanes.

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