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20 muertos y decenas de heridos en el primer día de votación en la India

La primera fase de las elecciones generales indias concluyó anoche con al menos 20 muertos y decenas de heridos en enfrentamientos políticos y una participación moderada. La votación, en la que se decide la supervivencia política del primer ministro, Rajiv Gandhi, continuará mañana y finalizará el domingo. Los primeros resultados de unos comicios unánimemente considerados decisivos se conocerán el lunes por la mañana, pero para entonces la oposición quiere que el presidente de la República haya disuelto ya el actual Parlamento.

En Nueva Delhi, capital del país y de la burocracia, la soleada jornada fue festiva a todos los efectos y la tranquilidad estuvo garantizada por un imponente despliegue policial. Aunque las medidas de seguridad son en general muy altas -centenares de miles de policías y fuerzas paramilitares están en alerta-, la violencia estalló en Gujarat, Tripura y Haryana. En este último Estado, un enfrentamiento a tiros entre facciones rivales se saldó con cuatro muertos. En colegios de varias regiones la votación hubo de suspenderse por los disturbios.A pesar de que no hay previsiones sobre participación electoral, experiencias anteriores la sitúan alrededor del 70%. Los colegios permanecieron abiertos nueve horas, una más que habitualmente, para intentar copar con la afluencia de jóvenes. La rebaja de 21 a 18 años de la edad para votar ha puesto en el censo alrededor de 35 millones de debutantes. Gandhi, que votó temprano en Delhi. Compite con otro Gandhl por el escaño en su circunscripción de Amethi, en el Estado de Uttar Pradeh. Rajinohan Gandhi, rival del primer ministro y nada que ver con él, es nieto en carne mortal del auténtico Mahatina.

La violencia electoral, que tiene mucho que ver con un concepto cacíquil de la política, no es cosa nueva en India, ni, habida cuenta su población, preocupa especialmente al poder o a la opinión pública. Lo que sí es un hecho distintivo de estas elecciones es la progresiva criminalización de la vida pública. No se trata solamente de que al calor de las urnas afloren pistoleros para prestar sus servicios al mejor postor; es que, según revela un amplio infórme encargado por el periódico The Times of India, la infiltración de delincuentes convictos en la arena política afecta a todos los Estados, no sólo a los especialmente conflictivos, y por igual al Partido del Congreso (1) que: a la oposición. Hasta tal punto que los respectivos líderes asumen abiertamente que estafadores, presuntos asesinos, secuestradores y bandidos de toda laya, con nombres y apellidos, quieran salir de las bambalinas y convertirse en protagonistas directos de la actividad política. Sea cual fuere el resultado de estas elecciones, es seguro que un buen puñado de indeseables van a representar al pueblo indio en el nuevo Parlamento.

Petición de disolución

Con los comicios en marcha y su desenlace a la vuelta de la esquina, la oposición agrupada en el Frente Nacional y su aliado el partido hinduista Baratiya Janata han caído en la cuenta de que deben pedir al presidente Venkataraman la disolución de la Cámara Baja, cosa que no hizo el primer ministro cuando decidió en octubre llamar a sus conciudadanos a votar.Lo que entonces fue interpretado como una triquiñuela de Gandhi -de dificil pase en un régimen parlamentario- para mantener fieles y contentos hasta enero próximo a los diputados del Congreso (I), con mayoría absoluta en la Cámara, mediante la prolongación por unos meses de las gabelas que acompañan el ejercicio del cargo, es visto ahora de otra forma por la oposición cuyos miembros también se benefician de la generosidad del primer ministro.

Este temor súbito responde a que unos resultados electorales poco contundentes lleven al Partido del Congreso a pagar a precio de oro a posibles tránsfugas, con el fin de conseguir la mayoría aritmética necesaria para gobernar y alterar así el veredicto de las urnas.

Semejante escenario de pucherazo técnico dentro de la ley parte de la conviccion de que Gandhi, de tener la oportunidad de repetir mandato, va a necesitar Dios y ayuda para que le salgan las cuentas. Esto, sin embargo, era aún descartado ayer con firmeza por un alto funcionario.

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