Fútbol violento
Lo que uno puede esperar de cualquier partido de fútbol profesional, y no sólo del último Real Madrid-Milán:- En 90 minutos, más de 45 faltas pitadas, que más de la mitad son agresiones violentísimas e intencionadas de unos seres (¿humanos?) contra otros.
- Tres lesionados con daños que, de haber sido provocados en la calle y Nevados a un juzgado, hubiesen supuesto fuertes multas y hasta la cárcel.
- Un portero que sale corriendo hasta el centro del campo como un energúmeno, ora para golpear con saña a un contrario ora para recriminar al árbitro con aspavientos intimidatorios. Por lo menos, de clínica de reposo.
- Una violencia científica, soterrada, que las más de las veces ni se castiga, de lo astutamente que se practica, consistente en codazos en el hígado, agarrones de testículos o pataditas suaves.
- Un ex seleccionador nacional, lamentándose en televisión de las tarascadas mortales que propinaban los jugadores de un equipo... pero sólo porque no las daban a tiempo.
Moraleja: hoy se va a ver ganar a los de la tribu, no al fútbol. Estarían igual de contentos si el resultado final es de 2.300 descalabrados a 150 y quedan clasificados para la siguiente matanza. Esto es una orgía de violencia, consumo, dinero y suelta de bilis en la que, a veces, se acuerdan de que se trata de pegarle a un balón. Todo ello con la connivencia de la Prensa y el público. Para borrarse, vamos.-
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