Dirigentes socialistas apoyan el diálogo con los sindicados y critican a Solchaga y Rubio
Destacados miembros del PSOE que rehúsan un debate público han mostrado su rechazo a las declaraciones de Carlos Solchaga y Mariano Rubio apostando por el ajuste económico y la moderación salarial. Joaquín Leguina, como otros dirigentes socialistas partidarios de que se busque alguna vía que permita recuperar la concertación, cree que esas afirmaciones no contribuyen a restablecer el diálogo con los sindicatos y recuerda al ministro de Economía que ocupa un cargo en funciones.
El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, declaró ayer que aseveraciones tan tajantes en contra de la concertación, la política, social y la política de rentas "no son sino opiniones ideológicamente interesadas, que en su transfondo poco tienen que ver con la cultura de la izquierda, que sustenta el partido que ha conseguido la mayoría en la elecciones". Subraya que los resultados aún no son oficiales y que "el Rey no ha evacuado consultas y no ha encargado formar nuevo Gobierno".A este dirigente socialista no le importa decir públicamente con su nombre y apellido que son manifestaciones "interesadas" que provienen de personas que ocupan cargos en funciones y critica que se haya olvidado a quienes "en su día sí tendrán la obligación de definir la política económ¡ca". Para Leguina, "la economía no es la física" y por tanto piensa que "nadie posee la verdad revelada para la solución de los problemas de una sociedad leja como la española".
Leguiría censura a quienes "por sus rentas y la exhibición que hacen de sus riquezas no practican precisamente el franciscanismo" y quéen cada oportunidad que tienen repiten que "heinos venido a este mundo a sufrir".
Similar rechazo han mostrado dirigentes socialistas de otras corrientes del partido que desean ocultar su identidad y un miembro del actual Gabinete ha declarado a EL PAÍS que el Gobierno puede c,Dincidir con el análisis económico de Solchaga pero no con el método elegido ni comparte que la concertación no sea necesaria.
El malestar se extiende a los sectores de UGT que piden un acercamiento del sindicato al partido. Quien más se ha significado en esa defensa, Justo Fernández, se ha apresurado a aclarar que espera que "nadie crea que yo estoy de acuerdo con el sinvergüenza de Solchaga" y menos aún se siente identificado con Mariano Rubio a quien califica de "simple funcionario que nos viene a dar directrices". Él lo que propone es buscar una vía de diálogo con el Gobierno desde una postura crítica y considera "una injerencia inadmisible" la actitud de los dos cargos públicos que, a su juicio, "son los culpables en un 80% de la actual situación conflictiva. Es un problema que Felipe González debe resolver cesando a los dos".Justo Fernández coincide co miembros del PSOE en que es el presidente del Gobierno quien debe ratificar o desmentir que va a haber un ajuste duro.
El presidente del Gobierno lo hizo ayer en Budapest al calificar como "bastante razonable" el análisis de la situación económica realizado por Carlos Solchaga y reiteró la necesidad de realizar una política de moderación salarial. Matizó que ello no significa que se reclame una pérdida de poder adquisitivo, sino que haya un crecimiento contenido y vinculado al aumento de productividad. "Lo que ocurre", dijo, ,les que cuando un político dice que hay que llevar a cabo una política de moderación salarial, suena muy diferente a cuando lo dice un líder sindical".
En una conversación informal con los periodistas que le acompañan en su visita oficial a Hungría eljefe del Ejecutivo ratificó las modificaciones fiscales anunciadas por Carlos Solchaga y anunció que bajarán los impuestos directos y subirán los indirectos como consecuencia de la adaptación de los tipos del IVA a los de la CE.
El secretario general de UGT, Nicolás Redondo, afirmó ayer que "las sugerencias de Solchaga y Rubio son una provocación", mientras que el dirigente de CC OO, Antonio Gutiérrez, declaró que "han sido brutalmente claros" al reconocer que lo peor del ajuste no ha llegado. Él cree que las medidas restrictivas ya están ensayadas y han fracasado y considera "injusto que las empresas incrementen sus beneficios, mientras los salarios no suben en la misma ínedida". Gutiérrez entiende que el Gobierno ha mostrado "nula voluntad" de recomponer el diálogo social.
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