Kostas, el cretense
El lider conservador, ' predestinado' para la política, admira a Don Quijote.
El ex primer ministro socilista griego Andres Papandreu, su íntimo enemigo, le acusa de transfuga , tricionero, ambicioso sin ideología y demócrata de pacotilla. Pero Constantino ( Kostas) Mitsotakis no es de los que ponen la otra mejilla, y, aparte de replicarle con palabras, ha hecho todo lo posible para que su rival tenga que responder ante los jueces de graves acusarciones de corrupción.
, ENVIADO ESPECIAL
El líder de Nueva Democracia (ND), el gran partido conservador griego que fundó Constantino Karamanlis, ha visto frustradas ya tres oportunidades para hacer realidad su sueño: gobernar su país. La última, el pasado domingo, cuando su partido no pudo alcanzar la anhelada mayoría absoluta, aunque las negociaciones en curso aún podrían favorecerle.Según Papandreu, Mitsotakis vendería su alma, y hasta la democracia, por conseguir su objetivo. Andreas acusa a Kostas de haberse compinchado con el rey Constantino en 1966 para liquidar el Gobierno de Georgios Papandreu, padre del actual líder socialista y líder dirigente de la Unión de Centro. El fiscal completa su alegato asegurando que esos acontecimientos abrieron paso a la siniestra dictadura de los coroneles.
Sin embargo, el acusado tiene otra versión. Como prueba de su odio a la dictadura, presenta su inmediata detención tras el golpe de 1967 (compartió celda con el propio Georgios Papandreu), el arresto domiciliario de toda su familia durante 40 días, la conversión de su hijo Kiriakos (que entonces tenía cinco meses) en el preso político más joven del mundo y su rocambolesca huida a Turquía en una pequeña embarcación.
Este gigantón de 1,92 metros de estatura., de ojos verdes, con una sonrisa que traiciona la afirmación de su hija Alexandra de que la gente de Creta es la más hermosa de Grecia, vino al mundo en Chania hace 71 años, en una familia que ya parecía predestinada para la política. No en vano es sobrino nieto del más grande hombre de Estado griego de este siglo, Elefterios Venizelos.
Es Mitsotakis un licenciado en Derecho y Económicas por la universidad de Atenas que habla con fluidez inglés y alemán y que durante la II Guerra Mundial luchó con la resistencia y fue condenado dos veces a muerte por los alemanes: la primera fue indultado; la segunda, canjeado por varios oficiales de la Wertmacht prisioneros de los aliados.
Fue elegido diputado por primera vez en 1946, a los 27 años, en las listas liberales de su pariente Sófocles Venizelos, hijo de Elefterios. Este último año, de las ruinas del Partido Liberal se empezó a edificar la Unión de Centro, esfuerzo en el que Mitsotakis trabajó codo a codo con Georgios Papandreu. Tras las victorias de 1963 y 1964, el político cretense se convirtió en ministro de Finanzas. Luego llegaría la crisis que le enfrentó irremediablemente con Andreas y el advenimiento traumático de la dictadura.
Portavoz parlamentario
A la caída de ésta, en 1974, Mitsotakis se inventó un nuevo Partido Liberal que pasó con más pena que gloria los comicios de 1977, aunque él salió elegido diputado. La invitación de Karamanlis a integrarse en Nueva Democracia le abrió una nueva vía que no concretaría todas sus posibilidades hasta 1984, cuando pasó a ser líder de los conservadores. Se ganó el puesto con su labor durante más de tres años como portavoz parlamentario del partido. Mitsotakis está en su elemento en la Cámara, mientras que Papandreu no tiene rival desde la tribuna de un mitin.
La derrota de 1985 suscitó fuertes rumores, y más que eso, de que iba a perder la presidencia de ND, pero supo aguantar el chaparrón para presentarse cuatro años más tarde (el pasado 18 de junio), con ayuda de los propios errores de la Administración del PASOK, como la más seria alternativa a gobernar en solitario. Se quedó a seis escaños de lograrlo. Ahora, a tres.
La familia de Mitsotakis es tan cretense como él, con independencia de que alguno de sus hijos no haya nacido en la isla mediterránea. Tiene cuatro. El menor, Kiriakos, ese bebé que fue prisionero político antes de echar los primeros dientes, es ahora un mocetón de 21 años que estudia en Harvard (Massachusetts). Dos de sus tres hermanas están casadas; la otra, viuda. Esta última, Dora, la mayor, de 35 años, pasó hace poco más de un mes por una dura prueba cuando un comando de la misteriosa organización terrorista Diecisiete de Noviembre asesinó en Atenas a su marido, Paulos Bakoyanis, diputado de ND y conocido como el Aldo Moro griego porque llevaba el diálogo con la izquierda. Dora, que llevaba ya 10 años trabajando con su padre aunque en la sombra, decidió entonces saltar a la política y se presentó a las elecciones del domingo como candidata al escaño que ocupaba Bakoyanis en Avritanía, una de las zonas más pobres del país.
De las otras dos hijas, una, Alexandra, de 33 años, casada con el abogado francés Pascal Gurdin y residente en París, regresó a su país, como Kiriakos para echar una mano en la campaña. La tercera, Katerina, de 30 años, vive en Atenas y está casada con el abogado Spiros Dimitriades. Entre las tres han dado al líder conservador nueve nietos. La esposa de Mitsotakis, Marika, de 59 años, ejerce de matriarca con una autoridadad que nadie le discute y que refuerza con una habilidad culinaria que sólo adolece de hacer posible que toda su parentela ande un poco alta de peso. Pero Marika no se limita a quedarse en casa y dirigir el cotarro familiar.
La casa familiar cercana a Chania, en un paraje que los venecianos llamaban Monte Vardia, es el castillo en el que los Mitsotakas se sienten a sus anchas, donde se reúnen, sobre todo durante la Pascua ortodoxa, para comer, charlar, recibir a los amigos y reír. Porque, según sus hijos, aunque nadie lo diría, Kostas tiene un excelente sentido del humor.
Inasequible al desaliento
Alexandra asegura que es inasequible al desaliento, y que incluso en situaciones apuradas, política o económicamente, sabe conservar la sangre fría. Su guapa hija (las tres lo son) hace notar que ni siquiera su trabajo como líder de ND le ha apartado de los suyos, y señala como síntoma que en casa de su padre apenas se ve la televisión.
Alexandra no puede evitar que le asome un toque de nostalgia al recordar los años pasados en París, tras huir de la dictadura, un episodio origen de la evidente francofonía de toda la familia. "Los cuatro hijos", asegura, "hablamos alemán, francés e inglés. Por este orden. Alemán, porque mi padre lo quiso así, por ser el más difícil. Francés, por el exilio. Inglés, porque es inevitable". Los Mitsotakis visitaron entonces España en más de una ocasión. Alexandra recuerda cuando se metieron los seis en un pequeño Fiat y dieron un buen repaso a la piel de toro.
Mitsotakis es un 9yan amante de la naturaleza. Le encanta marchar por la montaña. Incluso acompañó hace unos meses a su yerno francés en la escalada a la cumbre más alta de Creta, el Psiloritis, de más de 2.600 metros. Y llegó hasta arriba.
¿Y la lectura? Según Alexandra, siempre encuentra tiempo para ella. Uno de sus mitos es Don Quijote, con el que tal vez le gustaría que le comparasen. Lo relee con frecuencia. A su familia le suena bien que le llamen Kostas, el cretense. Todos ellos parecen convencidos de que lo mejor del mundo es ser griego, y que lo mejor de Grecia es ser cretense.
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