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Rockefeller Center

Después de CBS y Columbia, el Rockefeller Center. Decididamente, los tiempos han cambiado. La era en que la agresividad comercial japonesa se limitaba a la industria del automóvil y la electrónica se ha acabado. Los japoneses están presentes en todos los mercados y en todos los sectores. Los norteamericanos se inquietan. ( ... ) Asisten impotentes a la entrada del capital japonés en Wall Street. Ven desaparecer uno tras otros todos los símbolos de su supremacía en declive: desde su cultura cinematográfica hasta sus rascacielos. Los hábiles imitadores, como antes se les llamaba, faltos de creatividad e incapaces de adaptarse a la cultura occidental, han conquistado sin reparo los estudios de Hollywood y las casas discográficas. La inquietud se ha convertido en cólera. Los japoneses se han vuelto arrogantes, dicen en Estados Unidos, donde 45 años después de Hiroshima han pasado a ser el enemigo público número uno. "Ha llegado el momento de que asumamos la hegemonía mundial", responden los japoneses, que no entienden por qué su crecimiento económico no puede traducirse en un poder político real. ( ... ) La arrogancia de los empresarios nipones está en justa contrapartida a la condescendencia con la que los dirigentes norteamericanos les tratan todavía. ( ... ) Los norteamericanos son demasiado sensibles a los signos exteriores de riqueza como para sorprenderse de que los japoneses, que poseen los medios, les enmienden la plana. 1 de noviembre

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