Cargados de amuletos

"Estamos tranquilos y somos optimistas", fue la frase más repetida ayer por los jugadores del Madrid. Pero sus rostros les delataban. En ellos se veía que había algo de falsa diplomacia en sus declaraciones. La tensión y la preocupación por salvar esta eliminatoria era difícil de ocultar. Algunos de ellos, como si sus conocimientos futbolísticos no fueran suficientes para remontar el 2-0, confiesan abiertamente que han desempolvado sus más preciados amuletos en busca de una ayuda externa. Hasta Toshack se ha revelado como una persona muy supersticiosa, mientras que Mendoza no quiere ni tan siquiera hablar de sus manías: "Si hablo de ellas pierden efecto".Michel cree en las noches mágicas como si de hadas buenas se trataran y por eso se muestra confiado. "El ambiente es exacto al que hemos vivido en otras vísperas de noches mágicas", confesó Michel, que, fortalecido por las terapias de grupo, dice sin rubor: "Los del Milán nos tienen miedo, porque saben que les podemos ganar".

Rafael Martín Vázquez es uno de los jugadores que más cambia en las horas previas a los encuentros importantes. Ayer se paseaba serio y callado por la Ciudad Deportiva. "Es importante que ellos no marquen", repetía una y otra vez. Martín Vázquez confiesa abiertamente que se apoya en sus manías para reforzar su confianza: "Tengo muchas supersticiones, pero quizá me obsesiona que nosotros no hagamos el saque inicial".

Las supersticiones no cuentan para Butragueño, que sí cree en las ayudas extrasensoriales. "No sé si el telépata del Milán es bueno, pero sí creo que un buen telépata ayuda enviando energía externa", dice Butragueño al que el partido no le impide dormir: "Intento pensar que sólo es eso, un partido".

Gordillo no ha perdido el humor. "Siempre hago bromas. El vestuario no es un campo de concentración", dice Gordillo quien, en cambio, duerme mal antes del encuentro, "la tensión no es mala, me da fuerza". Pero se queda pensativo cuando se le pregunta cómo celebraría la eliminación del Milán: "¡Uf!. Haría cualquier barbaridad".