Albert Boadella

"Ese espacio intermedio en el que vivimos los españoles, que va del ordenador a la alpargata, en el que convive la modernización con el cutrerío, es el que he intentado reflejar en la serie televisiva Ya semos europeos". Así se expresa el catalán Albert Boadella, director del mítico grupo de teatro Els Joglars, con el que lleva 27 años desacralizando y transgrediendo la moral impuesta sin prescindir del rigor escénico y mucho menos del sarcasmo y la ironía.Este sello Joglars ha sido transportable, "aunque con las lógicas autocensuras dado el medio", a la serie para Televisión Española que hoy presenta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y mañana en Barcelona Ya semos europeos comenzará a emitirse el próximo sábado por el segundo canal de TVE.

Los ojos de Boadella son escudriñadores, delatores de una personalidad que, como bien ha venido demostrando, disfruta con la esperpentización de la sociedad. Ellos se han detenido en esta ocasión en ese territorio que antes se comentaba, "pero siempre observado desde el cachondeo", comenta el director.

Para Boadella, la misión del comediante, lección que afirma que vienen aprendiendo desde los griegos, es la desacralización, por lo que ha intentado que su visión de esa España que refleja sea de sarcasmo: "Si alguien lo vive o lo ve como una provocación es por la falta de costumbre que tenemos de reírnos de nosotros mismos, sobre todo en un medio como Televisión Española". Para él la sacralización de costumbres es una cosa impuesta por el poder, que acaba por sacralizarse a sí mismo. También piensa que el ejercicio de la risa es algo muy sano para la salud y propone, esta vez sin cachondeo y muy seriamente, que las series de humor sean subvencionadas por el Ministerio de Sanidad.

Boadella piensa que al ser considerado español por parte de las gentes de diferentes comunidades autónomas esto le otorga el derecho a cachondearse e ironizar sobre sus tradiciones:, "Cataluña en cambio es muy distinto", comenta Boadella, "porque está en permanente guardia con un cierto punto de paranoia contra lo que considera sus enemigos, que atentan contra su indiosingrasia".