La pasión nacional
El papel de los medios de comunicación en los procesos electorales es uno de los más controvertidos en la sociología política. Los analistas no se ponen de acuerdo sobre el impacto concreto de los medios de comunicación en la decisión de los electores, y existe una corriente importante que señala que su influencia es muy discutible.Según estos sociólogos, la opinión política de los electores cristaliza a más largo plazo, y en su configuración interviene una serie de factores mucho más complejos que el mensaje que puedan transmitir los medios de comunicación en el período que media entre una convocatoria a elecciones y el momento de depositar el voto. La campaña electoral se convierte así en un rito que refleja la cultura política de un país, con una cierta influencia sobre el voto indeciso. El poder de los medios para inculcar en esa fracción del electorado -los indecisos- un determinado mensaje es lo que no está científicamente cuantificado.
Sin embargo, el papel de los informativos de Televisión Española sigue siendo uno de los temas estrella de las campañas electorales. EL PAÍS no ha sido ajeno a esta pasión nacional y ha dedicado más páginas al seguimiento detallado de lo que ha aparecido en la ventana electrónica que a cualquier otro de los asuntos debatidos en la pasada campaña. A ello no debe ser ajeno el que los propios candidatos hayan dedicado un tiempo importante a su tema favorito.
El ombudsman ha recibido quejas de lectores, entre ellos periodistas de Televisión Española que cubrían la campaña. Las quejas de algunos lectores se centraban en lo que consideran una contradicción entre la línea editorial del diario y esa política informativa. Según este argumento, el periódico ha repetido constantemente en sus editoriales que el pluralismo, la neutralidad y la independencia de un medio informativo no están relacionados con el minutado de la aparición de los líderes de los distintos partidos políticos. Si ello garantizara la imparcialidad, la artificiosidad del tiempo compensado habría que extenderla al resto del año y no sólo a los programas informativos que se emiten durante las campañas electorales.
El oficialismo de turno de los medios públicos responde a la estructura política -Estatuto de RTVE- sobre la que gravitan esos medios. La corrección de esa estructura política es la que permitiría la independencia, neutralidad y pluralismo que deben garantizar los profesionales que realizan los programas informativos de las televisiones públicas. La adopción por parte de EL PAÍS del criterio del minutado para el seguimiento de los informativos de TVE -concluyen estos críticos- refuerza un mecanismo introducido por la clase política de la transición y que es contrario a los principios de independencia profesional que defiende este diario.
Periodistas de TVE
Los periodistas de TVE han planteado quejas más concretas relacionadas con lo que consideran injusto tratamiento de su trabajo y errores de bulto en la valoración de determinados reportajes.
Son varios los ejemplos que han expuesto: la supuesta intencionalidad de los planos de frente o de perfil; la supuesta existencia de una segunda banda de sonido, añadida al sonido directo, en el reportaje sobre un acto electoral; la atribución de intencionalidad política a defectos de sonido o la inclusión de un plano u otro como cierre de algunos reportajes; la afirmación de que las informaciones se realizan de acuerdo con los jefes de prensa de los respectivos candidatos.
Estos periodistas consideran que se ha hecho un proceso de intenciones políticas a un trabajo profesional con ejemplos que reflejan "un gran desconocimiento del medio criticado".
Sobre las primera cuestión, la dirección del periódico señala que "la contradicción es sólo aparente".
"En efecto, el diario sostiene que el minutado no es un elemento determinante para establecer si existe una ventaja a favor de un candidato de otro. Lo que no quiere decir que no se trate de un elemento objetivo a tener en cuenta, junto a muchos otros, para definir la posible actitud de un medio como Televisión. Por otra parte, es la propia TVE la que ha recurrido al minutado para defenderse de cualquier acusación de manipulación, por lo que vigilar ese minutado era una forma de averiguar si los responsables de Televisión actuaban con los criterios por ellos mismos establecidos".
En cuanto a la segunda queja, la dirección considera que "se puede objetar, en efecto, que se hayan producido errores de datos, o incluso de apreciación, en alguna de esas informaciones, pero en ningún caso obedecen al propósito de establecer ningún proceso de intenciones al trabajo de unos profesionales cuyo esfuerzo cuenta con todo el -respeto de este periódico".
Drogas y policía
Hernán Rodríguez-Campoamor, residente en Nyon, Suiza, ha escrito al ombudsman para quejarse de una información publicada el pasado 18 de octubre bajo el título La mayor organización sindical de la policía pide la legalización del tráfico de drogas.
"Es sabido que muchos lectores sólo se molestan en leer los títulos de aquellas notas periodísticas que no les interesan en especial o que no tienen tiempo de recorrer con mayor atención. Pero en mi caso he seguido leyendo, y así he podido enterarme de que la nota en su integridad está redactada en términos capciosos, a partir de los mismos titulares".
"En mi carácter de lector asiduo del periódico", concluye Hernán Rodríguez -Campo amor, "protesto enérgicamente contra esta tentativa de engañar a un público incauto, del cual en muchas ocasiones debo formar parte sin enterarme".
El lector tiene toda la razón, ya que hasta el párrafo octavo de la información no se dice que la ponencia era obra de un dirigente del sindicato y que debía ser todavía estudiada en el comité territorial nacional y votada en el congreso del sindicato, "que se celebrará en Madrid los próximos días 30 de noviembre y 1 de diciembre".
Juan José Echevarría, autor de la información, reconoce que redactó la noticia en el convencimiento de que la ponencia será aprobada en el congreso, dado el respaldo con que cuenta este tema en las diversas organizaciones del sindicato. Admite, por tanto, la protesta del lector, ya que lo que afirmaba en la entradilla de la noticia, y quedaba reflejado en los titulares, aún no había ocurrido.
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