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Los Gobiernos español y francés reclaman un fortalemiento de la CE ante los cambios en el este de Europa

El presidente del Gobierno español, Felipe González, y el de la República Francesa, François Mitterrand, reclamaron ayer en Valladolid una aceleración de la construcción europea para fortalecer la CE ante los cambios que se producen en el este de Europa. Mitterrand calificó este cambio como "el acontecimiento más importante desde la II Guerra Mundial", mientras González expresaba su "satisfacción" por la evolución en los países socialistas, aunque mostró su "preocupación por encontrar una respuesta estratégica coherente y cohesionada" de la OTAN y de la CE porque "la perspectiva no está clara".La demanda de cohesión interna y de aceleración de la construcción europea coincide con la idea expresada hace una semana en Brujas (Bélgica) por el presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, quien mantiene en este aspecto fuertes discrepancias con el ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans Dietrich Genscher. Delors sostiene que "si la historia se acelera, nosotros debemos también acelerar" el proceso de integración europea. "Si nos negamos a considerar estos nuevos desafíos", dijo Delors en referencia a los cambios en el Este, "no solamente faltaremos a nuestras responsabilidades, sino que la Comunidad estallará o verá detenido su impulso por el peso de las contradicciones internas no superadas".

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'Comunismo reformado'

Genscher, por el contrario, opina que antes que el fortalecimiento de la CE se impone una rápida colaboración con los países del comunismo reformado, como Polonia y Hungría, y con Alemania Oriental y la Unión Soviética. En este sentido, Delors declaró en la últirna reunión informal de los 12 ministros de Exteriores, celebrada en Esclimont (Francia), que "personalmente estaría dispuesto a dar a Polónia y Hungría el mismo trato que a los países de la EFTA" (Asociación Europea de Libre Comercio), pero siempre primando la cohesión interna de la CE.

González y Mitterrand coincidieron también en señalar que1a evolución de los países del este europeo tiene "un punto de encuentro" en el socialismo democrático que ambos dirigentes socialistas defienden. Mitterrand explicó que la historia empieza a dar la razón a quienes siempre aseguraron que "no hay socialismo sin libertad" en la querella que dividió históricamente a los partidos socialistas y comunistas.

Para acelerar la construcción europea, ambos mandatarios dedicaron parte de su tiempo a tratar sobre la preparación de la próxima cumbre comunitaria, que se reunirá en Estrasburgo los días 8 y 9 de diciembre bajo presidencia francesa. Sobre la fecha de la conferencia intergubernamental que debe desarrollar la unión económica y monetaria, Mitterrand afirmó que se daría por satisfecho si se reúne en el otoño de 1990 y sostuvo que sólo dos países, que no citó (el Reino Unido y Dinamarca), se oponen a convocarla. Sin embargo, en el consejo informal de Esclimont la mayoría entre los doce no fue tan abrumadora, según fuentes diplomáticas españolas, aunque basta con una mayoría simple para conseguir que se reúna.

Mitterrand subrayó que pedirá una respuesta sobre la convocatoria de la conferencia intergubernamental en el Consejo Europeo de Estrasburgo, uno de los objetivos prioritarios de la presidencia francesa. Fuentes españolas expresaron, no obstante, su escepticismo sobre la fecha si no hay acuerdo en los contenidos. En relación al otro gran tema de Estrasburgo, la Carta Social, Francia pretende introducir algunas modificaciones al texto "no vinculante" elaborado por la Comisión Europea. González anunció asimismo "un acuerdo de base" entre España y Francia para armonizar la fiscalidad en la Comunidad Europea.

En la frontera entre los temas bilaterales y comunitarios, España pidió una rápida supresión de las trabas aduaneras que dificultan las exportaciones de productos hortofrutícolas para aliviar el déficit que actualmente soporta nuestro país en la balanza comercial francoespañola.

Los temas bilaterales, no obstante, quedaron ceñidos -en una cumbre dedicada básicamente a problemas internacionales y comunitarios- a las entrevistas entre los respectivos ministros de Economía (armonización de las políticas económicas), Defensa (proyectos de colaboración armamentista) y Cultura (televisión europea y participación francesa en los acontecimientos de 1992).

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