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Los jóvenes urbanos y el 'yuppy realismo'

La serie norteamericana 'Treinta y tantos' sustituye a 'La ley de Los Ángeles'

Michael (Ken Olin) es un ejecutivo publicitario, liberal, acomodado y treintañero; Hope (Mel Harris), una profesional convertida en madre a jornada completa. Los dos forman una de las parejas que intervienen en Treinta y tantos, la serie norteamericana que comienza a emitir TVE-1 y con la que llega a nuestro país eso que ha dado en llamarse el yuppy realismo.

Un programa hecho por yuppies y para yuppies, que ha conseguido crear verdaderos adictos entre esos jóvenes urbanos profesionales que constituyen su audiencia preferente.Ed Zwick y Marshall Herskovitz, sus creadores, han explicado en numerosas ocasiones cómo el programa surgió de la idea de reflejar su propia experiencia y la de sus amigos y conocidos, sobre todo desde el plano de las contradicciones permanentes en las que se debate su generación, la de los baby-boomers.

Es esa tensión permanente entre lo que queda de los antiguos ideales juveniles y la carrera actual por el poder y el dinero, entre libertad y compromiso, entre el deseo y la realidad. Es así que, si, generalizando un poco, un Tv-Movie puede subtitularse como "la tragedia de la semana", Treinta y tantos podría hacerse acreedor por su lado del rótulo "la crisis de la semana".

Como afirman Zwick y Herskovitz, son los conflictos personales de estos jóvenes urbanos, acostumbrados a marear cualquier tema con interminables reflexiones, y muy particularmente sus neurosis, los que están en un primer plano. Aunque el territorio explorado permanece equidistante del tono de comedia y del melodrama, en un justo medio serio-cómico que tiene un enorme efecto consolador y reasegurador sobre la audiencia.

Los yuppies que aparecen retratados de forma realista están tan instalados sobre la duda y la contradicción como el telespectador al que se dirigen, y esta comprobación tienen un efecto tranquilizador tan evidente como que muchos de estos sofisticados existencialistas urbanos que se cuentan entre los "colgados" del programa han encontrado en Michael y Hope, Elliot y Nancy, Gary, Melissa y Ellyn, personajes de Treinta y tantos a su señora Francis particular. Si hay que pedir un préstamo al banco para relanzar la empresa, redecorar la casa o decidir sobre una crisis matrimonial, ahí están esos consoladores dobles de la pequeña pantalla con una solución y otra. Ellos hacen que sus telespectadores se sientan más aliviados y menos estúpidos en situaciones parecidas.

Salir y entrar

Estilísticamente Treinta y tantos propone también soluciones personales en relación a las convencionales y rígidas fórmulas televisivas habituales. Hay gente que habla fuera de escena y gente que sale y entra en el cuadro; un episodio toma prestado un fragmento del filme de Akira Kurosawa, Rashomon -el recurso recuerda inevitablemente a Luz de luna-, para presentar diferentes perspectivas de una riña familiar; otro reproduce un ataque de ansiedad de Michael que dura 48 minutos, y hay hasta una farsa romántica semi-musical.Las referencias al cine y a la televisión -sobre todo a esta última- forman parte de la identidad del programa. Como lo hacen los rostros de Ken Olin (el teniente Garibaldi de Canción triste de Hill Street), Mel Harris y el grupo de actores que componen el grupo de yuppies protagonista de Treinta y tantos. Detrás de la cámara, la pareja Ed Zwick y Herskovitz, treintañeros acomodados y rendidos admiradores de Capra, vigilan el "real realismo" de su autorretrato.

Treinta y tantos se emite por TVE-1 a las 21.15.

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