_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ciscarse

Ciscarse, desde ahora, viene de CIS, y no le dé más vueltas etimológicas al asunto mi admirado Joan Corominas. Reprimo mi natural tendencia a escribir moralidades merodeantes y me limito a dar testimonio de la contemplación de un espectáculo de sociología bananera. Una institución pública secuestra información en beneficio no de un Gobierno, encarnación del Estado, sino de un partido que sublima ese Gobierno. Es decir, la razón de Estado se convierte en razón de partido, metafísica hasta ahora sólo atribuida a los regímenes totalitarios y en nombre de ideales más aparatosos y barrocos que conservar la mayoría absoluta.Es más, hace escasas semanas, ese torero, torero de toros afeitados, que tenemos por jefe de Gobierno, alardeaba de no divulgar el saber estadístico del poder para no ser acusado de prepotente. Todo el mundo dedujo que estaba tan clara la victoria del actual poder que podía sonar y sentar a bravata acabar de apabullar a la oposición con un estadisticazo de no te menees. Conocidos los datos, se llega a la conclusión de que ocultarlos no ha sido un ejercicio de piedad hacia el enemigo, ni de autoprotección excesiva, sino un desplante chulesco más, a la altura de aquel extraño pie quebrado que ultimaba la canción infantil El patio de mi casa es particular...: "Aquí te espero comiendo un huevo, una tortilla y un caramelo".

La chulería es un metalenguaje que el actual poder ha cultivado desde el comienzo, y al parecer con éxito. Al comienzo del septenato pensamos: "Pobres chicos, están tan acongojados por lo que les ha caído encima, que hinchan el músculo y la voz para que no se les noten los temblores". Pero siete años después lo que empezó siendo táctica zoológica de prepotencia se ha convertido en mediocre vicio y en desagradable espectáculo. Que toda una Junta Electoral Central tenga que bajarle la cremallera de la bragueta al Gobierno da un cierto asquito.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_