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Sin dramatismos

La hipertensión, que afecta a uno de cada cinco españoles, es circunstancia común y manejable

Ana Alfageme

"A la persona que tiene la tensión arterial elevada no hay que tratarla como a un enfermo", dice Luis Miguel Ruilope, director de la unidad de hipertensión del hospital Doce de Octubre de Madrid. Nefrólogo e investigador clínico, y único español miembro del Consejo Científico de la recién creada Sociedad Europea de Hipertensión Arterial, aconseja dar información adecuada y considera la hipertensión, que afecta a alrededor de un 20% de los españoles, "una variante de la normalidad".

"En EE UU se han realizado estudios sobre el absentismo laboral que origina el comunicar a alguien su condición de hipertenso", afirma. "Lo que hay que decirle a la gente es: 'Tiene usted una tensión alta y tiene un riesgo mayor, y por lo tanto debe usted tratarse', pero no fabricar un nuevo enfermo", asegura Ruilope. Y ese riesgo es el fantasma de las enfermedades cardiovasculares. "El tratamiento adecuado de la hipertensión disminuiría la mortalidad por estas enfermedades", afirma.Ruilope es un nefrólogo de 43 años a quien el riñón le parece un "órgano noble y complejo" que se ve implicado en múltiples procesos del enfermar. Entre ellos, la hipertensión. Desde su creación en enero de este año, la unidad de hipertensión que dirige desarrolla varios proyectos de investigación. Allí se examina a los pacientes sobre los cuales "existen dudas en el diagnóstico de su enfermedad o que no responden a los tratamientos habituales". La unidad recibe financiación de la industria farmacéutica y del Fondo de Investigaciones Sanitarias, y participa en un trabajo europeo que estudia la hipertensión en el anciano. En colaboración con la clínica Mayo, de Rochester (EE UU), Ruilope investiga también la sensibilidad a la sal de quienes tienen la tensión alta, un concepto "tremendamente importante", sobre todo frente al tratamiento. "El salsensible sería el hipertenso que si siguiera una dieta pobre en sal, su tensión disminuiría bastante e incluso podría llegar a normalizarse, aunque no en todos los casos", explica. Incluso una misma persona puede ser sensible a la sal unas veces y otras no y parece que este dato tiene que ver con la obesidad. Cuando se deja de ser gordo, se pierde la sensibilidad a la sal. "La mitad de la población hipertensa tiene sobrepeso, y el 40% es salsensible", concluye Ruilope, que trata de relacionar ambas circunstancias.

En su unidad, la tensión la toma sistemáticarnente una enfermera, nunca un médico, pues las cifras de tensión que así se recogen son más bajas porque se origina menos estrés al paciente, y como asegura Ruilope, son aún menores si la presión se le toma en su casa.

Múltiples factores

"Lo que ocurre la los hipertensos es que la subida de tensión, que todos tenemos a lo largo de nuestra vida, a esa gente les sube antes y les sube más". Además de la herencia "influyen múltiples factores ambientales: sal, obesidad, alcohol, el tipo de agua que se ingiera, la dieta, la clase de vida, la forma de ser del paciente..." ¿Prevención? "Se podría prevenir el desarrollo si esos sujetos se pudieran identificar", dice.Madrileño, se hizo especialista en la Fundación Jiménez Díaz y es uno de los cinco europeos elegidos entre sus propios compañeros, por su trayectoria profesional, para integrar el Consejo Científico de la Sociedad Europea de Hipertensión, creada este año. La asociación pretende llevar un "camino común" en temas como el diagnóstico de enfermos. Aunque Ruilope parece mostrarse casi más orgulloso de ser el secretario general de la Liga Española de la Lucha Contra la Hipertensión (LELCH), en la que se alinean 1.200 pacientes, médicos y enfermeros. La LELCH, como sus homólogas extranjeras, se dedica a la difusión del conocimiento de la hipertensión. Desde luego, se muestra satisfecho de los avances en educación. ¿Qué ocurre cuando a alguien se le descubre, en una revisión rutinaria, cifras superiores a 140 de tensión sistólica y 90 de tensión diastólica, los números límite? "Repetirse la toma al menos dos veces más, y si su tensión sigue elevada, debería seguir un tratamiento", contesta Ruilope.

Más de la mitad de los hipertensos no necesitan tomar medicación; bastará con seguir una dieta rica en fruta y verduras, abandonar el alcohol "hay quien dice", señala Ruilope, "que el alcohol por sí solo puede producir hasta un 20% de la población hipertensa"-, evitar el sedentarismo... y dejar de fumar. Habla incluso de yoga y meditación. "El resto de las personas deberán medicarse", concluye.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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