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El 'caso Falcone' vuelve a sembrar la discordia entre los jueces italianos

Juan Arias

La polémica ha estallado otra vez en la más alta instancia de la justicia italiana, el Consejo Superior de la Magistratura, en relación al caso Falcone, que involucra al juez anti-Mafia de Palermo, Giovanni Falcone, y a su equipo de apoyo. A tal punto ha llegado la polémica, que se esperaba ayer una intervención pública y oficial del presidente de la República, Francesco Cossiga, que calme las aguas desbordadas.

Hace un año, dicho Consejo Superior de la Magistratura se había dividido a la hora de analizar las durísimas acusaciones hechas por el juez Falcone acerca de lo que estaba pasando en el Palacio de Justicia de Palermo. Según el juez, allí se estaba intentando desmantelar al equipo que estos años se ha especializado en la lucha contra la Piovra, la Mafia de Palermo En aquella ocasión, Falcone había llegado a dimitir de su puesto, en protesta por las acusaciones en su contra.La intervención de Cossiga calmó entonces las aguas. Se llegó a un compromiso mediante el cual Falcone siguió en su puesto. Pero, al cabo de un año, las cenizas han vuelto a prender y han generado un nuevo incendio. El verano pasado, las máximas autoridades del Estado recibieron una serie de cartas anónimas contra Falcone y su principal colaborador, Giuseppe Ayala. Días después, tuvo lugar un fallido atentado contra Falcone en su chalé de la playa. Se dijo entonces que las cartas anónimas estaban encaminadas a desprestigiar al juez anti Mafia antes de su asesinato.

Un semanario reveló que el autor de las cartas anónimas era Alberto Di Pisa, un juez que trabajaba desde hacía poco tiempo en el equipo de Falcone y al cual el alto comisario contra la Mafia, Domenico Sica, le había tomado la huellas dactilares, de escondidas, tomando un café. La cuestión llegó al Consejo Superior de la Magistratura, que convocó al juez sospechoso. Allí, Di Pisa, tras haber negado que El era el Cuervo, como se apodó entonces al autor de las cartas afirmó que, sin embargo, suscribía lo que decían las carta sobre el uso ilegal que Falcone y sus colegas estaban haciendo de algunos arrepentidos de la Mafia, sirviéndose de ellos para un juego sucio.

Ahora, parte de los miem bros del Consejo Superior de la Magistratura, sin haber tomado aún decisión alguna contra el Cuervo, habían decidido el miércoles pasado hacer una especie de incriminación contra el juez Giuseppe Ayala, el brazo derecho de Falcone, blanco de las acusaciones del Cuervo. Y fue en este punto cuando los jueces se enfrentaron entre sí y Ievantaron un polvorín", como escribió ayer Il Corriere della Sera.

Entretanto, en Palermo estallaba otra historia relacionada con el caso. El arrepentido Giuseppe Pellegritti, mafioso acusado de varios asesinato, ha confesado hace algunos días que la cumbre de la Cosa Nostra le había confiado que quien ordenó los mayores crímenes políticos de Sicilia, como el del general Dalla Chiesa; el del presidente de la región, el democristiano Piersanti Mattarella, y el del secretario regional comunista, Pío La Torre, fue nada menos que el actual diputado europeo y brazo derecho de toda la vida en Sicilia de Andreotti, el democristiano Salvo Lima.

La noticia era tan gorda que produjo durante unas horas un terremoto en el mundo político romano hasta que el juez Falcone, tras haber interrogado al arrepentido por petición de la fiscalía de la República de Palermo, lo acusó de "falso testimonio y calumnia".

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