Celebración en China

Los ciudadanos chinos que asistieron a los fuegos artificiales de la noche del domingo para celebrar el 40º aniversario de la República Popular, a pesar de lo que ocurrió hace cuatro meses en las calles de Pekín, tienen mucho que celebrar. La más grande nación del mundo emergió en 1949, tras medio siglo de agresión extranjera y división interna. En ese contexto histórico, el hecho de haberse mantenido como una nación unida no es un éxito menor. Su maduración en la escena política mundial es también un logro considerable: un país subdesarrollado que se ha convertido en una gran potencia. Y, contrariamente a otros precedentes históricos, lo ha logrado sin depender del exterior. Millones de chinos disfrutan actualmente de un mejor nivel de vida, una cultura más abierta y una sociedad más relajada que hace 10 años.Pero es difícil que los asistentes a la celebración puedan haber olvidado la matanza de junio. Si bien los muertos no fueron tan numerosos como afirmaban los primeros informes, pueden contarse en centenares y sobrepasar incluso el millar. Habría que haber hecho un mayor esfuerzo para solucionar de forma pacífica el conflicto con el movimiento democrático de los estudiantes, pero los dirigentes del partido estaban demasiado ocupados en las luchas internas por el poder. Llamar al Ejército fue la opción más fácil y la más equivocada. Más pronto o más tarde, los responsables de la matanza tendrán que responder de sus actos.

2 de octubre