Octubre
A menudo, nuestras expectativas coinciden con las convocatorias del calendario. Si noviembre es un excelente mes para morirse, octubre es un magnífico mes electoral. Naturalmente, octubre es un buen mes para otras cosas. En octubre suele llover, lo que en este país parece que ya no ocurre el resto del año, salvo de forma catastrófica. Octubre es un mes ecléctico que indiferentemente facilita la revolución rusa y el descubrimiento de América . Los menús de octubre se cuentan entre los más sabrosos: perdiz con setas, liebre con caparrones... Me decía un fraile que octubre es el mes ideal en la vida del monasterio, por motivos frutales y de ritmo solar. En octubre ya casi no hay turistas. En octubre se hace el vino. En octubre son las fiestas del Pilar. Y por si todo esto fuera poco, este año, en octubre, se vota, lo cual, hasta que no se demuestre lo contrario, es un privilegio del que desgraciadamente sólo gozan unos pocos habitantes del planeta. Decididamente, octubre es un mes con mucha casta. No sé si no lo vamos a estropear.Cuando yo era niño, el actual alcalde de Burgos me sacó a hombros de la plaza de toros en el curso de un festival escolar Alguien conserva todavía una fotografía de aquel acontecimiento. Yo era entonces un niño diminuto y el futuro alcalde era ya un mocetón. Parece que al alcalde de Burgos le están amargando el mes de octubre por entenderse con una constructura. Debe añorar los festivales, el mes de mayo, los toros de cartón piedra y el tiempo de silencio y juventud.
A mí personalmente, Agustín García Calvo me ha confundido septiembre desde abajo. Un artículo suyo de esa serie me ha dado que pensar. De entrada tuve una duda. Si Agustín García Calvo se atribuye la expresión del pensamiento desde abajo, ¿dónde queda desplazada la gente del común? El artículo se titulaba El rey está en paños menores, lo que creaba cierto impacto tipográfico. Y rozaba elegantemente el proceso por injurias al jefe del Estado. Que se tranquilicen los cronistas de sociedad. No se desvelaba allí ninguna marca soberana de ropa interior. Se comentaban las antiguas moralejas de que el rey está desnudo y el filósofo es un necio. Lo primero es una saludable metáfora para incitar a la crítica subjetiva. Y lo segundo, también. Desarrollaba el autor una tesis del discernimiento estético que corresponde a lo que en aritmética sería la operación del máximo común divisor. Hay un razonamiento paralelo. Si el cuadro Los lirios yace en la oscuridad de una caja fuerte japonesa, la culpa de algún modo la tiene el pobre Van Gogh por pintarles un fetiche a los magnates. Si hubiera pintado ciervos y fontanas estaría a la vista en todos los hogares. A la necedad del filósofo, según las antiguas moralejas, sólo la redime su candor. El candoroso Agustín se salva desde el sótano, por su patético y ansioso disertar.
Pero dejemos de lado la infinita disposición del cerebro humano para someter la propia inteligencia al suplicio de la flagelación. Es una reacción verbal, con finalidades purgativas, de quien, por otro lado, se ha comido la manzana del conocimiento.
Decíamos que octubre es un mes de apasionantes elecciones, donde la derecha irrumpe con bigotes nuevos, pero en Colombia las cosas están sucediendo de otro modo. Hay algo que no entiendo. No sé por qué razón Colombia tiene que asumir una guerra civil por un problema interno americano. Nadie exige la detención de los directores generales de Winston y Marlboro, cuyos productos se exportan y todos saben que son perjudiciales para la salud. En su tiempo, el cártel de Medellín propuso al Gobierno colombiano liquidar la deuda externa del país. En mi opinión, lo mejor hubiera sido decir: venga la pasta. La cocaína es un producto colombiano de exportación que se acabará legalizando, aunque sólo sea por la necesidad de controlar las tensiones económicas originadas por el inmenso flujo sumergido del dinero que genera. En las papelinas de cocaína figurará el mismo aviso que en los paquetes de tabaco, quizá con letra más gruesa. No es esto trivializar el problema de la droga. Lo que se ha trivializado es el asalto callejero. Hoy se puede morir legalmente de cirrosis o de cáncer de pulmón. Algún día se podrá morir legalmente de sobredosis. El escándalo es morir de un navajazo.
Naturalmente, ningún programa electoral puede asumir de forma coherente lo que radica en una evolución de las mentalidades que supera el marco nacional y la voluntad política Un programa electoral aspira a ser el espejo y el señuelo, con ambición mayoritaria y fines administrativos, de cuanto puede acercar al ciudadano un poco más a la utopía. De ahí que un buen programa disimule bajo frases bien cortadas, ese fondo providencial y delirante que como un precipitado de sales cuaja en el mitin.
La función histórica del socialismo en España consiste en favorecer la acumulación de capital en un país que llevaba medio siglo de retraso financiero. La derecha se queda por esta vez sin función. Desde el punto de vista internacional, los muy ricos en España, salvo uno o dos, eran gente de la clase media. Al margen de un octubre electoral, el fraile, en su monasterio, acumula capital para el viaje a la otra vida, sin perder de vista la cosecha de manzanas. Me dice que este año se anuncia reducida. Tendrá mi edad. A pesar de los siglos transcurridos desde que la sociedad se dividía en tres órdenes, hoy día todavía se puede ser monje y se puede ser soldado con presupuestos ministeriales en alza. Lo que ya va resultando cada vez más difícil es ser labrador.
Luego me ofrece reproducciones del Apocalipsis de Liébana. Son iluminaciones bellíimas, de colores fuertes, con ángeles y caballeros, y sierpes rabiosas, y figuras de menor tamaño que parecen vietnamitas de los años setenta, y yo lo voy examinando todo con el mismo interés que hubiera puesto Francis Ford Coppola. Yo no creo que se dé la coincidencia de que el apocalipsis caiga el 29 de octubre, día electoral. Sin embargo, hay una estampa que me llama la atención y me la llevo a casa.
Es una matriz rectangular del alfabeto con 840 caracteres de grafismo medieval, con una greca trenzada y cuatro sellos. Dicen que leyendo en todos los sentidos ese revoltigrama profético pueden hallarse los ocho nombres del anticristo. Yo he estado analizándolo con una lupa. Es un trabajo apasionante. He encontrado el nombre zraan y la combinación nraaz. He logrado formar el vocablo ranza y la palabra anraz. Ya presiento que me voy acercando a mi objetivo. Si se revela que Aznar es uno de los nombres del anticristo en las antiguas profecías, Alfonso Guerra monta el pollo. Ya se ha metido en el bolsillo a los mineros de León. Con este nuevo dato entre las manos puede alcanzar el voto de cualquier junta parroquial.
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