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Nuevos aires, menos humos

La fábrica Aristráin, una de las más contaminantes de Madrid, accede a pasar por un lavado de cara

Juan Antonio Carbajo

La factoría siderúrgica José María Aristráin Madrid, SA, que surge como un inmenso dragón de hierro en el kilómetro 9 de la carretera de Toledo, dejará de tiznar el paisaje de Villaverde, Leganés y Getafe. La dirección ha accedido a invertir cerca de 1.300 millones de pesetas en medidas para depurar los humos que vomita la fábrica seis veces al día. Los vecinos, que llevan 20 años protestando inútilmente, están acostumbrados a los eclipses artificiales de sol que provoca la nube contaminante.

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Ni villa, ni verde

Cada vez que el viejo monstruo metálico abre la boca, una espesa humadera se escapa por el tejado. La nube es negra, rojiza o amarilla, según los días y las horas. Su destino es también incierto y siempre se deja guiar por los caprichos del aire. Sus lugares predilectos son el distrito madrileño de Villaverde, el barrio de Zarzaquernada (Leganés) o El Bercial (Getafe). Los que no se libran casi ningún día son los sufridos conductores de la carretera de Toledo.La escena se repite seis veces al día, cada vez que se abren los hornos de fundición. Sus efluvios superan todos los límites permitidos por las normas mediambientales, según precisa un informe del Ayuntamiento de Madrid. El nubarrón opaco se queda clavado en los alrededores de la fábrica al menos uno de cada cinco días, según el informe municipal.

Por arte y gracia de ésta y otras industrias, Villaverde no hace honor a su nombre. El joven distrito madrileño es el lugar ideal para hacer la televisiva prueba del algodón en el alféizar de cualquier ventana, destino final de un sinnúmero de partículas. Quien osa tender la colada sabe a lo que se arriesga: a tener que relavarla.

El gigante de hierro

Al gigante de hierro se le acusa también de provocar inusitados fenómenos atmosféricos en la zona sur de Madrid. "El 13 de agosto parecía que había un eclipse de sol. Los coches tuvieron que encender las luces y a la mujer de un compañero, con problemas de asma, la encontraron las vecinas tirada en el suelo", recuerda Martín, un vecino de la zona. "Los problemas respiratorios son muy elevados en el distrito".A pesar de todo, los vecinos no querían el traslado de Aristráin. Pero sí que dejara de contaminar. "Muchos de los 1.540 trabajadores de la empresa viven en el barrio", comenta Martín. En eso coincidían con la dirección de la factoría, a la que un cambio de ubicación le suponía paralizar la producción y perder una importante cartera de clientes.

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Emisiones filtradas

La concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, ha apoyado también la salida que parece difinitiva, el lavado de cara de la vieja factoría. "La empresa presentó un proyecto en marzo pasado en el que se comprometía a invertir 1.284 millones en la realización de obras para que todas las emisiones salgan a la atmósfera filtradas, depuradas y controladas por las chimeneas", comenta.El departamento municipal de Contaminación Atmosférica dio luz verde a esta propuesta, a pesar de que en el pasado mes de noviembre el director del departamento, Lucio Pita, calificó de inviable económicamente la depuración total de los efluvios. La concejalía ha dado un plazo de un mes a la empresa para que presente, "con fechas seguras", el desarrollo del proyecto.

En este tiempo de negociaciones, Aristráin ha tenido ocasión de renunciar a importantes compensaciones por su traslado a otro punto de la Comunidad de Madrid. El Ayuntamiento estaba dispuesto a recalificar sus terrenos actuales para uso residencial, y el Gobierno regionalse había ofrecido a buscar suelopúblico para su nueva ubicación. Pero la empresa ha sido tajante: "Somos industriales y nunca especularemos con estos terrenos".

Aristráin se queda, pero con menos humos. Los vecinos no se rinden y han anunciado que seguirán con las espadas en alto.

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