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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En la tormenta

LA REUNIÓN del Comité Central del PCUS celebrada en Moscú estos dos últimos días puede marcar de forma importante la política soviética en los meses venideros. En primer lugar, porque Gorbachov ha mostrado inequívocamente su resolución a realizar una mutación profunda del partido comunista hasta convertirlo en una organización cuya razón de ser sea llevar a cabo la perestroika. Y tambíén porque, a pesar de las serias diferencias existentes en la dirección soviética sobre el problema de las nacionalidades, se ha logrado un compromiso. El texto aprobado, ambiguo pero ambicioso, está destinado a promover un nuevo tipo de relaciones entre las quince repúblicas que integran la URSS. El pleno anuncia, pues, al menos en dos terrenos decisivos, que las reformas seguirán adelante.Transformar el PCUS es quizá hoy el objetivo número uno de Gorbachov. Para ello ha adelantado en seis meses el congreso del partido, previsto en principio para la primavera de 1991. El cambio de fecha refleja la voluntad de acelerar una mutación tan sustancial que ha sido calificada incluso de refundación. Insistiendo en que hace falta adaptar el partido a la "democratiz ación de la sociedad", Gorbachov habló de "reforzar su unidad ideológica sobre la base de la perestroika". Son palabras mayores. Tanto en sus ideas como en su práctica, la perestroika pone en cuestión los principios que han inspirado la política de la URSS hasta ahora. No es una revisión de superficie, sino de los fundamentos del camino histórico seguido por la URSS. Un partido construido con la perestroika como ideología de base será necesariamente algo muy distinto de lo que el PCUS fue hasta ahora.

En esa perspectiva hay que situar la nueva depuración del Buró Político que Gorbachov acaba de efectuar, eliminando a los residuos breznevianos y a personas poco adictas a la reforma y promoviendo dirigentes de su confianza. En el plazo de un año, desde octubre pasado, es la tercera limpieza que se realiza en el Comité Central y el Buró Político. Estas purgas sucesivas responden a la táctica de Gorbachov de evitar un choque frontal. Pero a pesar de esos tres golpes, los conservadores siguen siendo fuertes: Ligachov permanece en el Buró Político y su influencia se nota hasta en las columnas de Pravda.

Gorbachov ha optado por luchar dentro del partido en vez de utilizar su cargo de presidente de la URSS para agrupar a las fuerzas partidarias de la reforma, consolidar así su poder y atacar, desde fuera del partido, a los elementos que se empeñan en mantener las estructuras y métodos del pasado. Esta táctica -aconsejada por los radicales, que argumentan que el PCIUS ya está muy desprestigiado- permitiría sin duda avances más rápidos. Pero Gorbachov la rechaza, bien porque no entra en el marco de sus convicciones o bien porque terne la reacción del aparato estatal, Policía y Ejérclito especialmente.

El tema de las nacionalidades fue preparado por Gorbachov en una reumón con los dirigentes bálticos, en la que llegó a puntos de coincidencia que están en la base del texto aprobado. El documento final llega muy lejos en el terreno de los principios, reconociendo la "soberanía" de cada república, la propiedad de sus riquezas naturales, el derecho a "escoger sus métodos económicos y sus formas de gestión", incluso a "entrar en relación con Estados extranjeros". Esto equivale, en el caso de las repúblicas bálticas, a legalizar una situación de hecho irreversible, y puede servir para frenar reivindicaciones que van más lejos. La audacia en los principios se combina con la fijación de unos límites estrictos frente a actitudes calificadas de "aventureras": nada de cambios de frontera ni de secesiones, y medidas de orden severas frente asituaciones de violencia y derramamientos de sangre. Ante el nivel de conflictividad que tiene el problema nacional, la resolución en sí tendrá escasa eficacia apaciguadora. Pero el paso dado puede ser útil si otorga a Gorbachov mayor libertad de maniobra a la hora de buscar compromisos.

El Comité Central se ha reunido en un momento en que la perestroika atraviesa una verdadera tormenta, acosada por la crisis económica, el desabastacimiento de la población, los conflictos nacionales, la ofensiva conservadora.... Gorbachov sale fortalecido de la reunión, pero le espera una etapa de pilotaje muy arriesgado en el año que queda hasta el futuro congreso.

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