La Banca del Lavoro, o el 'irakgate' italiano
Considerado el mayor escándalo financiero de Italia tras el del Banco Ambrosiano
El escándalo financiero más grande de Italia tras el hundimiento del Banco Ambrosiano, esto es, el asunto de la Banca Nazionale del Lavoro, se complica en estos días, mientras toma cuerpo la hipótesis de que los 350.000 millones de pesetas de créditos ilegales concedidos a Irak por la filial del banco en Atlanta estaban sirviendo a un plan internacional de tráfico de armas. Hoy la fiscalía de Roma puede iniciar los trámites para acusar a quienes considere responsables de apropiación indebida, agravada por falsedad en el presupuesto.
"El 30 de abril de 1991 termina mi presidencia y estoy seguro de que el 1 de mayo ya habrá quien me sustituya, dado que no tengo grandes amigos en la política. Me sentiría honrado de trabajar con Felipe González. España es mi segunda patria, y mis amigos españoles son más fiables que los italianos".En febrero de este año, Nerio Nesi, presidente de la Banca Nazionale del Lavoro, 63 años, decía lo anterior comiendo con un grupo de corresponsales en Roma. Hablaba como uno de casa de nuestro país, del proceso de fusión bancaria y hasta de los patios de vecindad -"me han telefoneado de Madrid para contarme el infortunio de uno de los Albertos"- y recordaba al presidente del Gobierno, "amigo de las horas difíciles", como le escribió González en un libro, y al vicepresidente, de cuya hija, Alma, es padrino, y al que asegura conocer muy bien: "Alfonso sólo tiene un problema: las mujeres. Aunque dice que con estos dos hijos ya lo ha dejado".
La presidencia de Nerio Nesi ha terminado mucho antes de 1991, tras once años en la Banca Nazionale del Lavoro, de los que escribirá un libro, que ya nos anunció entonces y que ahora espera, apasionada, la clase política italiana. Y ha terminado porque, si cuando en febrero un comensal le preguntó si sabía dónde estaban los dineros del banco Ambrosiano, él contestó a la gallega con un "¿piensa que si lo supiera se lo diría?", y, obviamente, podía ignorarlo, en esta ocasión le han desfilado ante su mesa presidencial 350.000 millones de pesetas otorgados por su propio banco a un gobierno bastante insolvente y para tráficos cada vez más oscuros sin que Nesi oliera la tostada.
La tostada, y lo que está resultando ser el desayuno completo, se la preparó un yuppie de Atlanta de 36 años, Christopher Drogoul, de origen francoargelino, casado y padre de dos hijos, grande como un castillo, rubio y de ojos claros, y de ana gran desenvoltura con el dinero ajeno, que era director de la sucursal que la Banca Nazionale del Lavoro tiene en la ciudad estadounidense de Atlanta.
Contabilidad paralela
Drogoul, que desde principios de agosto ha abandonado los saros y la vida de escaparate y se niega a ser entrevistado, concedió créditos al gobierno irakí por valor de 350.000 millones de pesetas sin permiso ni conocimiento de la central neoyorkina de BNL ni del cuartel general romano. El FBI ha encontrado en su casa del barrio residencial de Decatur, a 20 kilómetros del centro de Atlanta, un ordenador personal en el que llevaba una especie de contabilidad paralela de la que el primer banco italiano asegura ignorarlo todo, y en la que figuraban 2.500 salidas de líneas crediticias, 2.000 de las cuales avaladas por la Commodities Credit Corporation (CCC) y las 500 restantes por el gobierno de Irak.Los investigadores han empezado a desglosar la generosa mano larga de Chris Dregoul. En un principio, se habló de que, con estos créditos, el gobierno de Sadán Hussein podría haber comprado empresas occidentales, maquinaria, instalaciones industriales o géneros alimenticios. Pero a raíz de que, en la noche del 4 al 5 de agosto, el banco de Italia avisara a la Banca Nazionale del Lavoro de que el FBI había alertado a la Reserva Federal Norteamericana sobre piresuntas irregularidades contables y posibles fraudes fiscales en la. filial de la BNL en Atlanta, muchos empezaron a pensar que el yuppie francoargelino no iba a pringarse por unas toneladas de grano o algunos camioncitos de la General Motors.
Cesado, despedido y denunciado ante los tribunales italianos, Chris Drogoul no Sabía que él también había, tenido su propio empleado infiel en una de las 22 personas que trabajaban a su lado en la filial de Atlanta y que declaró a la policía estar harto a partes iguales de la chulería del jefe y de la extrema facilidad con que se daban los créditos a Irak.
Para cuando Drogoul fue descubierto, hacía tiempo que tenía detrás al Mossad, la CIA, y los servicios secretos de medio mundo, que nunca se había creído lo del trigo y los camiones. Porque entre las exportacion financia das por la filial que dirigía, había aprovisionamientos para la defensa y desarrollo de la tecnología militar irakí, posiblemente balística, para el proyecto de misiles Condor II. Algunas empresas responsables de los aprovisionamientos sospechosos a Bagdád tienen sede en Inglaterra y los Estados Unidos.
El Financial Times del viernes decía que la Matrix-Churchill, empresa inglesa con capital árabe, había vendido a Sadám, Hussein maquinarias empleadas en la producción de componentes para equipamiento de defensa. El administrador delegado de la Matrix-Churchill afirmó que todas las exportaciones fueron legales y visadas por el Ministerio de Comercio británico, y añadió que eligieron la Banca Nazlonale del Lavoro porque lo propuso el comitente irakí y porque era el banco que ofrecía mejores condiciones.
En Italia se está muy lejos de creer que el Irakgate haya sido ya desmadejado. Mientras se va perfilando la línea de tráfico de armas a favor de un país en guerra -asunto paralelo al célebre Irangate- los recambios en el vértice del primer banco del país, hechos por el ministro del Tesoro, no apartan el problema de cómo la BNL hará frente a los créditos contraldos, que suponen la casi totalidad de su patrimonio neto.
Las autoridades monetarias han respondido respaldando los empeños del banco italiano, mientras se discute si seguirá adelante una operación de recapitalización de la entidad, ya prevista desde antes del asunto Atlanta, por parte de dos organismos representados en el consejo de administración de la BNL: el Instituto Nacional de Seguro (INA) y el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS).
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