Tony Richardson plantea en 'Estrenos TV' la politización del sistema judicial
Peter Strauss, el actor 'Hombre rico, hombre pobre', encarna a un juez
La película Doble sentencia, una de las raras incursiones en la realización televisiva del cineasta británico Tony Richardson (que dirigió Tom Jones y también La soledad del corredor de fondo), plantea el tema de la politización del sistema judicial. Protagonizada por Peter Strauss (que se dio a conocer con Hombre rico, hombre pobre, de gran éxito en España) y producida en 1986 para la cadena norteamericana CBS, Penalty phase, así titulada originalmente en inglés, cuenta con un incisivo y brillante guión del ahogado y escritor Gale Patrick Eickman.
¿Dejar libre a un asesino o transgredir la ley? Éste es el dilema que se le plantea al juez Kenneth Hoffman (encarnado por el actor Peter Strauss) cuando, tras descubrir un procedimiento ilegal cometido en el procesamiento a un hombre acusado de asesinato múltiple, decide dejar en libertad al asesino cuyos derechos han sido violados, disolver el jurado que le había juzgado y reiniciar las investigaciones. Las acusaciones que habían servido para llevar al acusado ante el juez se habían basado en las comunicaciones de un delator anónimo y las órdenes de registro fueron falseadas.Hoffman, juez de la Corte Suprema de Justicia en Estados Unidos y un hombre de principios, se enfrenta a la más dura decisión de su vida: una decisión que le puede costar su carrera política y profesional. Próximo a la campaña para su reelección, al juez Hoffman le toca presidir juicio a Nolan Esherman (Richard Chaves), acusado del asesinato de 17 muchachas jóvenes, y que ha levantado una expectación sin precedentes entre el público. Cuando ha de decidirse el veredicto, muerte o cadena perpetua -la fase de penalty-, el juez Hoffman descubre que las evidencias encontradas contra Esherman fueron obtenidas de una forma ilegal. Kenneth se da cuenta entonces de que él y todos los demás jueces tienen su libertad de decisión embargada por el electorado.
El director británico Tony Richardson fue uno de los pioneros del free cinema (cine libre), un movimiento que sacudió la cinematografía británica en la década de los años cincuenta.
Hombre procedente del teatro -a él se le atribuye el descubrimiento de John Osborne-, Tony Richardson se incorporó al cine de Hollywood tras la realización de Look back in anger (Mirando hacia atrás con ira, frase que sirvió de definición a toda la generación de los angry young men o generación de los jóvenes airados) y The Entertainer (que protagonizaba Laurence Olivier).
En Estados Unidos filmó Santuario (1960), adaptando la famosa novela negra de William Faulkner, pero regresó a su país tras reconocer su incapacidad de adaptación al sistema de producción californiano.
En 1955 volvió a cruzar e Atlántico, si bien en esta ocasión se aseguró de que el contrato pusiera en sus manos por completo el control creativo de la película que se iba a rodar, The loved one (El amado).
El corredor de fondo
Antes había realizado la que por lo general es considerada como su mejor obra, La soledad del corredor de fondo, y Tom Jones, una adaptación de un relato libertino escrito en 1750 por Heriry Fielding que alcanzó un éxito de taquilla desconocido hasta entonces por Richardson, que más tarde filmó La carga de la Brigada Ligera.
Tom Jones, una obra sobre tema tan intrascendente, realizada con ese vigor y frescura por el que había sido director de Sabor a miel, fue una ruptura en la trayectoria cinematográfica de Richardson, que volvió a explorar ese terreno en La carga de la Brigada Ligera (protagonizada por Trevor Howard y Vanessa Redgrave, con quien estuvo casado de 1962 a 1967).
En Penalty phase, Richardson (que fue un tiempo productor y director para la BBC) vuelve a sus preocupaciones sobre temas contemporáneos actuales y el resultado es tan convincente como para haber merecido el título de uno de los más absorbentes docudramas rodados recientemente.
Doble sentencia se emite hoy a las 2.00 por TVE-1.
