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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cura de catarsis en Grecia

EL CERCO se estrecha sobre Andreas Papandreu. Cuatro comisiones parlamentarias investigan sus responsabilidades y las de varios miembros de los Gobiernos socialistas griegos que él encabezó en cuatro escándalos: el que se conoce por el nombre del banquero Georgios Koskotas, el del maíz yugoslavo, el de las escuchas telefónicas ilegales y el de comisiones fraudulentas en la venta de armas.La insólita coalición de conservadores y comunistas formada tras las elecciones que el pasado 18 de junio acabaron con ocho años de Gobierno socialista, está cumpliendo hasta ahora una promesa convertida en programa: aplicar la catarsis (purificación), investigar responsabilidades y castigar a los culpables de corrupción. La primera víctima ha sido Nicos Atanasopulos, ex titular de Finanzas, que tendrá que comparecer ante la justicia por convertir en griego el maíz yugoslavo, transustanciación que incluso provocó una fuerte sanción por parte de la Comunidad Europea.

Pero la catarsis no es sólo justicia. También es política. Y es lícito preguntarse si es la primera o la segunda la que se está imponiendo. De la purificación depende la limpieza de la vida pública, pero también el resultado de las próximas elecciones (previstas para finales de octubre o comienzos de noviembre) y el signo del futuro Gobierno.

La conservadora Nueva Democracia consolidaría sus buenas expectativas, electorales si cuatro o cinco hombres de Papandreu, y el mismo líder socialista, terminan ante un tribunal especial en virtud de una ley que, paradójicamente, fue dictada por la dictadura de los coroneles. Esta trastienda es la que hace que en el Parlamento, cuando se debate sobre los escándalos, se libre un enfrentamiento partidario que, con la televisión por testigo, tendrá su reflejo en las urnas. Los socialistas se quejan de que, so pretexto de la catarsis, se sometan a juicio ocho años de Gobierno en los que se han conseguido avances económicos y sociales muy importantes. Pero están los indicios, las sospechas y, en algunos casos, hasta las pruebas de que, bajo la gestión del PASOK, la corrupción afectó a las más altas capas del poder.

El propio Papandreu está en el punto de mira. Su impresionante historial político se encuentra en entredicho por acusaciones de abuso de poder. A ello se une una precaria salud y los azares de una vida personal que también ha sido piedra de escándalo. Malos tiempos para el septuagenario y carismático líder.

Una juez norteamericana concedió en primera instancia la extradición de Koskotas, eje del más espectacular escándalo financiero de la historia moderna de Grecia. Pero pasará un tiempo antes de que se haga efectiva, si es que no prospera la apelación. Mientras tanto, los doce hombres sin piedad de la comisión parlamentaria investigadora prosiguen sus pesquisas. Probablemente presenten su informe a mediados de septiembre. Será ésa la hora H para Papandreu, un momento más importante que cuando pasó por las cárceles de la dictadura de Metaxas o cuando tuvo que huir de la bota de los coroneles golpistas. Ese día se sabrá si su vida política corre peligro de terminar o no con deshonor. Nada indica, sin embargo, que el líder socialista esté dispuesto a dimitir si es procesado. Fuentes del PASOK aseguran que no lo hará. Por tres motivos: porque casi sería un reconocimiento de culpabilidad, porque tiene derecho a ser considerado inocente hasta que no le condene un tribunal y porque sabe que para muchos griegos la catarsis es un simple ajuste de cuentas. Así y todo, el caso sería insólito y su efecto sobre las posibilidades electorales del PASOK indudablemente negativo.

Pero hay más. La catártica alianza gubernamental muestra en estos días su fragilidad interna. No es ya sólo que rechine la unión de conservadores y comunistas en el mismo Gabinete. A ello se une que el PASOK está jugando a fondo la baza de poner ante los ojos de sus vecinos por la izquierda una golosina: el cambio de la ley electoral. La reforma aplicada ya en los comicios del pasado junio dobló con creces el número de diputados comunistas respecto a 1985 sin que aumentara su porcentaje de votos. Ahora se pone sobre el tapete la proporcionalidad pura, que, además de dar a la coalición de izquierda varios escaños más, pondría fuera del alcance de Nueva Democracia la mayoría absoluta en el Parlamento. Por este motivo el partido de la derecha ha amenazado con que, si los comunistas insisten en apoyar esta reforma (que podría ser aprobada con los votos del PASOK), romperá la baraja, disolverá el Gobierno y convocará inmediatamente nuevos comicios. La primera consecuencia sería el fin de la catarsis, que, por ley, no podría ser ya aplicada por la nueva Cámara.

Pero la purificación es precisamente el principal compromiso con el pueblo griego del actual Gabinete. Cortarla sería una demostración de que por delante de ella se sitúan los intereses partidarios, lo que contribuiría al desprestigio de la clase política en su conjunto.

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