Bizcochos en almíbar
Litri se cayó del cartel, alegando encontrarse enfermo. Para unos aficionados padece un cólico nefrítico. Para otros, la enfermedad es bilbainitis, es decir, cubrir las formas, anticipadamente, para no ir a Bilbao. El tiempo arrojará luz sobre la verdadera enfermedad del diestro, de la que le deseamos se reponga rápidamente tanto si la dolencia es física o es profesional.Para sustituirle, la empresa acudió a Manzanares, con lo que se completó un cartel de veteranos. Lógicamente, los veteranos deben guardar la línea, y de los seis bizcochos en almíbar que se han servido en el ruedo de Almería, se han ido casi, enteros cuatro de ellos.
El único que estuvo en plan glotón y se los comió enteros fue Roberto Domínguez. A Parada y Manzanares se ve que no les gusta el dulce.
Eulate / Parada, Manzanares, Domínguez
Cinco toros de Paloma Eulate y uno de Torrealta (segundo), bien presentados y pastueños. José Luis Parada: cinco pinchazos, bajonazo (palmas); tres pinchazos (pitos). José María Manzanares: dos pinchazos, estocada, dos descabellos (ovación); media (bronca). Roberto Domínguez: pinchazo, estocada, descabello (oreja); estocada caída, dos descabellos (oreja y petición de la segunda). Plaza de Almería, 21 de agosto. Primera corrida de Feria.
Roberto Domínguez estuvo torerísimo con el capote. La faena de muleta a su primero tuvo momentos álgidos: sobre la mano derecha y también en tres espléndidos naturales. Después, el toro perdió fuerza y las subsiguientes series de redondos, tuvieron calidad pero menos trayectoria.
Cuando estuvo hecho un glotón fue en el sexto. También lo más importante lo ejecutó con la mano diestra, aunque hubo muletazos con la zurda de exquisito gusto. El toro acabó hecho un bizcocho borracho de tanto torearlo.
Se desplantó Domínguez, en forma inusual. Arrojó los trastos, y abierta la chaquetilla, le mostró el pecho al toro. Aunque esos desplantes no sean del agrado de muchos aficionados, es preciso resaltar que fue después de haber exprimido al toro como un limón.
A cumplir
José Luis Parada está acusando visiblemente las dos cornadas de Barcelona. Eso es natural. ¿Dónde queda ya aquella ilusión de las ferias de Sevilla y Madrid?. José Luis Parada va a la plaza como si fuera a la oficina. A cumplir. Dió algunos muletazos estimables, pero sin garra, sin la más mínima entrega.José María Manzanares no va ni a la oficina ultimamente. Despacha los asuntos por teléfono. Al primero hizo el paripé de que lo toreaba, pero desde luego al bizcocho que le tocó en suerte apenas hizo que mosdisquearlo.
Al quinto, lo trasteó con precauciones, como si fuera un barrabás, y era también un bizcocho en almíbar, aunque puede que estuviera algo revenido, pero nada del otro mundo. Es cuestión de tener hambre de toros, y da la impresión que Manzanares está ahíto.
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