Una cláusula innecesaria
El detalle que ha permitido a Petrovic romper su vinculación con el Real Madrid reside en una cláusula de indeminización valorada en 250.000 dólares anuales que fue impuesta, a pesar de no ser habitual, por el propio Real Madrid. El club madridista arguye ahora que, en aquellos momentos -1987 y 1988, dado que Petrovic firmó dos contratos con dichas cláusulas- era díficil pensar que pudiera suceder algo parecido y, menos aún, que en un club de la NBA estuviera dispuesto a abonar hasta cuatro veces más por un jugador europeo que ni siquiera llega a los dos metros de estatura. Si el Real Madrid no llega a imponer dicha cláusula, Portland no habría podido encontrar ningún resquicio legal para intentar hacerse con el jugador.El Madrid, en todo caso, tratará de hacer valer como válido un tercer contrato -sin las citadas cláusulas y depositado en la ACB, y ahora en la NBA-, para intentar convencer al juez que en el espíritu de la relación obraba siempre una conformidad por parte del jugador de no ir a la NBA antes de 1992.
Situaciones conflictivas pero diferentes se han producido también en los casos de otros jugadores como Divac, Radja y Vrankovic, que protagonizan lo que podría denominarse éxodo yugoslavo a la NBA. Los tres citados tenían contratos sin cláusula de rescisión, pero obraron unilateralmente y se aprovecharon de que entre la federación yugoslava y la NBA no existe ningún acuerdo como en el caso español. En los casos de Radja y Vrankovic, a sus clubes de origen, Jugoplastika y Zadar, respectivamente, no les ha quedado otro recurso que el del pataleo. En el de Divac, la gestión del Partizan de Belgrado ha sido más sutil: lograr que el ejército yugoslavo le reclame a filas y anule una prórroga de incorporación. Pero Petrovic, para desgracia del Madrid, ha cumplido ya su servicio militar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.