Veterinarios y ganaderos culpan a la Administración del rebrote de peste equina

Responsables deportivos, ganaderos y expertos en sanidad animal cuestionan la efectividad de las medidas adoptadas hasta ahora por los responsables de Agricultura de los Gobiernos central y andaluz tras confirmarse el tercer brote de peste equina en España en dos años. El Consejo General de Veterinarios de España denunció ayer la ausencia de controles mínimos que la Administración debía haber impuesto para atajar la extensión de la epidemia de peste equina. Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza, Manuel Novales, solicitó ayer la dimisión del consejero de Agricultura andaluz, Miguel Manaute, y de otros responsables del departamento.

Agricultura, a través de la Dirección General de Sanidad Animal, comunicará en las próximas horas al comité de veterinarios de la CE la aparición del nuevo brote. España puede ser declarado país endémico por no haber atajado el brote en un período de dos años.

En círculos deportivos hay gran preocupación por la repercusión internacional que va a tener la noticia del nuevo foco. El Comité Olímpico Internacional está preocupado por la incidencia del brote en las pruebas hípicas de los próximos Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992.

La confirmación oficial del nuevo foco fue realizada ayer en Sevilla por el director general de Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Julio Blanco, y el de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta, Gerardo de Las Casas, tras conocer los análisis a dos de los animales muertos en la urbanización gaditana de Sotogrande.

Ambos responsables anunciaron que no se van a aumentar las medidas de seguridad establecidas hasta el momento, que seguirán aplicándose en un cinturón de 10 kilómetros de radio en los alrededores de Sotogrande. El consejero de Agricultura andaluz, Miguel Manaute, no compareció ante los informadores.

En la actualidad, y desde hace dos años, debido a los brotes sucesivos de peste, las fronteras españolas se encuentran cerradas: pueden entrar caballos, pero no salir.

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