Los abuelos de Rambo

Dadle a ese grupo de hombres unas cuantas pistolas y empezará el concierto. Son los del Federal Bureau of Investigation -esto es, el FBI-, la policía federal estadounidense creada en 1908 y sujeta a una concisa reglamentación desde 1935.Los del F131 se lo meriendan todo, del caco común al espía rojo más rojo pasando por mitos gansteriles tan preciados como Baby Face Nelson o Dillinger. Un fanatismo descomunal se desprende de toda su actuación y facilmente los emparentaríamos con su robusto nieto de hoy en día, Mr. Rambo, nada menos.

Fanatismo es la palabra para describir esa sensación que se desprende de la película FBI contra el imperio del crimen -un título que igual de bien le sentaría a Supermán, a Santo el enmascarado de plata o a la hormiga atómica-, una película dirigida -bien dirigida, eso no vamos a negarlo- por Mervyn Le Roy en 1959 y que aúna documento y ficción a través de la rememoración, al final de sus días en activo, de un veterano agente del FBI. Casos reales, vida íntima del sujeto y heroísmo se dan la mano en este canto apologético del Departamento.

Por descontado, no se admiten réplicas ni puntos de vista que no coincidan con la rectilínea moral que alimenta a nuestros protagonistas. Todo en el guión queda a la derecha, y pobre de aquel que quiera cuestionar la más mínima mota de polvo.

Por la borda, de Angel Lertxundi, es un muestra de cine vasco producido recientemente, filmen que conoció tina mala distribución y hoy tiene su oportunidad en el espacio que televisión dedica a las producciones españolas.