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Tribuna:LA REFORMA ECONÓMICA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA
Tribuna
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El mercado común socialista

Fernando Luengo

La nueva apertura de la economía soviética hacia los países occidentales supondrá, señala el autor, una sensible merma de las subvenciones indirectas que, a través del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), el mercado común socialista, ha venido proporcionando la URSS a sus países aliados.

En la Unión Soviética la mayor parte de la producción es destinada al mercado interno y la dependencia de las importaciones es relativamente pequeña. En una situación internacional donde la interconexión entre las distintas economías es cada vez más profunda y, en consecuencia, las fluctuaciones se transmiten desde un punto a otro de la economía mundial a velocidad vertiginosa, la relativa autonomía de la URSS otorga a este país un cierto margen de maniobra a la hora de diseñar sus políticas económicas.Ello no quiere decir, sin embargo, que la Unión Soviética pueda eliminar totalmente la influencia del sector exterior, ni tampoco que las políticas económicas adoptadas carezcan de influencia sobre el entorno exterior. De hecho, el éxito de la perestroika depende, en gran medida, de lo que acontezca en el escenario internacional, al mismo tiempo que la reforma emprendida implica unarledefinición de las relaciones económicas con el exterior. Con esta perspectiva se analiza la incidencia que la reforma en la URSS tiene sobre el Consejo de Ayuda Económica Mutua (CAME).

Esta organización fue creada en 1949 a instancias de la URS S y dentro del proceso de sovietización que afectó a los países conocidos hoy como de democracia popular. El CAME es un acuerdo interestatal de cooperación a medio y largo plazo, que engarza los planes económicos de cada país desde el proceso de elaboración de los mismos y que articula tanto la fase de investigación como la de producción, comercialización y consumo. A lo largo de su existencia se ha ido dotando de un tejido institucional cuyos elementos más importantes son la sesión anual, el comité ejecutivo y el secretanado; los comités y las comisiones permanentes; el Banco Internacional de Cooperación Económica y el Banco Internacional de Inversiones. Existe una divisa internacional, el rublo transferible, a partir de la que se ha pretendido organizar las transacciones multilaterales entre los países integrantes de la organización.

Desde el primer momento la Unión Soviética ha jugado un papel central en la ampliación y consolidación de las relaciones económicas en el marco del CAME, conforme a la estrategia comunitaria de igualación de los niveles de desarrollo. De este modo se apoyó la industrialización de los países de planificación central a través de la cobertura de la demanda de materias primas, maquinaria y tecnología, al mismo tiempo que aseguró un vasto mercado para los productos de los otros países socialistas, lo que permitió a éstos la obtención de economías de escala.

Mecanismo de precios

El mecanismo de determinación de los precios vigente desde 1958 y conocido como pi1ncipio de Bucarest -según el cual la base para la fijación de los precios comunitarios eran los vigentes en el mercado mundial, libres de interferencias especulativas- ha tendido a favorecer a países especializados en la exportación de manufacturas, perjudicando, en consecuencia, a las economías exportadoras de productos básicos. En este sentido, hay que considerar que el contenido de las transacciones comunitarias ha consistido, fundamentalmente, en que la URSS exportaba a las otras economías de planificación central productos básicos mientras que importaba de éstas manufacturas. Desde 1974 se ha adoptado un nuevo criterio para la determinación-de los Precios que regulan las transacciones. dentro del CAME. La nueva formulación supone que los precios vigentes cada año se han formado a partir de una media móvil de los precios vigentes en los mercados internacionales. Se ha abandonado, por tanto, el principio de e-tabilidad y se ha acordado una vinculación más estrecha con los precios mundiales. Naturalmente, en un contexto inflacionario con una tendencia fuertemente alcista en el precio de las materias primas, la posición soviética ha resultado fortalecida.

No obstante, las alzas en los precios internacionales se han repercutido sobre las transacciones comunitarias con cierto retraso y de manera amortiguada, lo que ha implicado la existencia de una subvención al consumo de los países importadores de petróleo, gas natural y otros productos básicos. El beneficio para estas economías ha residido en el ahorro que se deriva de no tener que comprar esos productos en los mercados internacionales. Naturalmente, ese mecanismo ha supuesto que cuando los precios internacionales de los productos básicos se han estabilizado o han retrocedido, ello ha perjudicado a los países importadores.

Sobre todo a partir de la década de los setenta la URSS ha acumulado superávit en rublos transferibles y déficit en el comercio regulado en divisas convertibles (este último ha podido representar entre el 10% y el 20% de todo el comercio realizado en el seno del CAME). Pero el rublo transferible sólo es convertiblepara el país que ha acumulado saldos excedentarios en esa moneda, en el marco del comercio bilateral y siempre que se hayan realizado las oportunas previsiones en el plan económico nacional del país deudor.Interés simbólicoEn este sentido, el país que alcanza posiciones de superávit -en el caso que nos ocupa, la URSS- está concediendo un crédito a tipos de interés casi simbólicos. Un significado bien distinto tiene, lógicamente, la obtención de excedentes en divisas libremente convertibles, pues con ellas se puede acceder a los bienes duros que se comercializan dentro del CAME,. es decir, productos escasos o exportables a los mercados occidentales, así como a las importaciones de productos tecnológicamente avanzados de las economías capitalistas industrializadas.

Con los ejemplos anteriores, que naturalmente no pretenden agotar una temática enormemente compleja y controvertida, se pretende subrayar una idea fundamental: la Unión Soviética ha transferido, mediante diversos mecanismos y a lo largo de un período prolongado de tiempo, cantidades importantes de recursos a los otros países miembros del CAME, contribuyendo a financiar su crecimiento económico. Pero la reforma actualmente emprendida en la URSS parece ímplicar una sustancial redefinición de las posibilidades de desarrollo del CAME.

Las carencias y los desequilibríos acumulados, la necesidad de aumentar la oferta de productos modernos, la mayor dificultad para garantizar en condiciones adecuadas de coste la oferta de materias primas y el atraso tecnológico en ámbitos importantes de la producción están suponiendo una redistribución de los recursos productivos. Tal redistribución opera en la dirección de una creciente apertura hacia los países capitalistas desarrollados, que, en la vertiente política, trataría de crear las condiciones de una mayor, distensión internacional y de una creciente preocupación por los requerimientos de la demanda interna, tanto en cantidad como en calidad. Un lugar cada vez más subordinado es ocupado por las relaciones económicas de la URSS con los países del CAME, si bien todavía la mayor parte de las transacciones comerciales se desarrolla en el ámbito de esta organización.

Las autoridades soviéticas valoran que la participación de la URSS en el CAME ha tenido un coste muy elevado. Es necesario, por tanto, suprimir el componente meramente asistencial para sustentar las relaciones entre las economías de planificación central sobre el principio de reciprocidad y ventaja mutua.

Es en este marco donde cabe situar la notable desaceleración en la oferta de combustibles y otras materias primas a las otras economías de planificación central y la tendencia a aumentar la parte del comercio exterior que la URSS realiza con los países capitalistas desarrollados. En el mismo sentido, podemos referirnos a las exigencias realizadas por la URSS en las últimas cumbres del CAME para que mejore sustancialmente la calidad de los productos exportados por los otros países con destino al mercado soviético, así como a la drástica reducción del excedente en rublos transferibles.

Fernando Luengo Escalonilla es profesor en el departamento de Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid.

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