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El PSOE tendrá mayoría absoluta en el Congreso y en cinco comunidades si se repite el voto del 15 J

El partido socialista se encuentra en condiciones de repetir la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, en el Senado y en los Parlamentos de chico comunidades autónomas, entre los cuales no figuran Galicia ni Madrid. Así lo indica la extrapolación de resultados del 15-J a otros tipos de elecciones, que explica la tentación de adelanto de las legislativas observada en el Gobierno y en el PSOE. Tras la reunión de ayer del Consejo de Ministros, la portavoz, Rosa Conde, declaró que no hay indicios para pensar en una disolución de las Cortes el 25 de agosto, fecha en que se reanudarán las reuniones del Gabinete.

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La disolución veraniega de las Cortes sólo ha sido practicada por Leopoldo Calvo Sotelo, un presidente de Gobierno en circunstancias mucho más agobiadas que las deFelipe González. Y sin embargo, desde el PSOE soplan vientos a favor de la anticipación: así lo apuntó el vicelehendakari, Ramón Jaúregui, en declaraciones a Radio Nacional de España, si bien añadió que el adelanto "sólo lo sabe el dúo del sur" [Felipe González y Alfonso Guerra]. El pago del impuesto sobre la renta en el mes de noviembre no le parece un argumento importante en contra de la anticipación..El adelanto de las legislativas a octubre -producto lógico de una disolución del Parlamento en agosto- choca con el criterio de hacer coincidir en lo posible las diversas elecciones. Si las legislativas se producen en octubre no será para reducir el número de convocatorias electorales, porque la primera coincidencia posible en el tiempo es con las autonómicas de Galicia, que probablemente se celebrarán en diciembre.

Las elecciones de Galicia están previstas para Nochebuena, argumento este último con el que Fernando González Laxe, presidente de la Xunta, justifica la conveniencia de una ley que le permita anticipar la votación en esta comunidad. Los trámites necesarios impiden que los gallegos voten antes de la segunda quincena de noviembre, y lo más probable es que la fecha sea en torno al 17 de diciembre.

En cuanto a las elecciones de Andalucía, que deben realizarse en agosto de 1990, podrían alterarse con una reforma previa de la ley electoral de esta comunidad: bien para declarar inhábiles los meses del verano -como plantea Izquierda Unida- o para atribuir al presidente autonómico la facultad de disolver el Parlamento, de la que actualmente carece. No hay tiempo material para que esas elecciones puedan celebrarse en octubre de 1989.

Todavía es más difícil la anticipación de los comicios en Madrid. El presidente de esta comunidad necesita una reforma del estatuto de autonomía para disponer de la facultad de disolver la Asamblea. Sólo le queda el arriesgado recurso de dimitir o el de perder una moción de confianza, para iniciar el proceso que obligue a una apelación final a las urnas.

Por tanto, el clima de anticipación de elecciones legislativas tiene mucho que ver con los buenos resultados del PSOE en el 15-J, y muy poco con la voluntad de que eso sirva para ahorrar fechas electorales. El aparato socialista y el Gobierno han lanzado estos debates a la opinión pública, pero le, importante para ellos es la legitimación de su política. La consulta de las elecciones europeas del 15 de junio, sobre los 29.160.830 ciudadanos que figuran en el censo electoral -mucho mejor que la más completa de las encuestas- ha proporcionado tres conclusiones significativas para el partido hegemónico:

- Primera. El Gobierno de la nación se encuentra en condiciones de apoyarse de nuevo en una mayoría absoluta de ambas Cámaras de las Cortes.

-Segunda. El PSOE domina la situación electoral en las cinco comunidades autónomas situadas al este y al sur de la Península.

-Tercera. Los alcaldes de las 30 principales ciudades gobernadas por el PSOE son los que tienen motivos para preocuparse, porque ahí es donde su partido pierde respaldo, mientras progresan minorías de diferente signo. De confirmarse la tendencia a la pérdida de votos urbanos, esa situación afectará a medio plazo a los demás tipos de elecciones.

De Atocha para abajo

La estación ferroviaria de Atocha, punto de origen y destino para los trenes que comunican Madrid con el sur y el este de la Península, es también el lugar exacto en que se quiebra o empieza -segun se mire- el territorio mejor controlado por la maquinaria política de Felipe González. Si se trazan líneas imaginarias sobre el mapa de España, las bases del poder socialista se identifican fácilmente al sur y al este de la península, así como en la periferia sur de Madrid.

De acuerdo con los resultados del 15-J, los socialistas pueden obtener 71 diputados autonómicos sobre 109 en Andalucía, 27 sobre 47 en Castilla-La Mancha, 41 sobre 65 en Extremadura y 27 sobre 45 en Murcia. También lograrán mayoría, más ajustada, en la Comunidad Valenciana: 47 escaños sobre 89. Fuera de esa zona, también pueden lograr mayoría en Asturias, pero la diferencia es demasiado pequeña como para pensar en una segura consolidación.

La verdadera pugna electoral plantea en las circunscripciones situadas en el resto del territorio español. Ahí es donde el SOE y la derecha libran una batalla auténtica, que tiene su símbolo en la capital de España. Ningún partido tiene el dominio claro de la situación en toda esa parte de España, si bien la derecha está en buenas posiciones en las islas Baleares. El centro-derecha mantiene bases electorales sólidas en Castilla y León, pero la mayo-ia absoluta está en función de que se mantenga la actual alianza PP-CDS, siempre a partir de la extrapolación de datos del 15-J.

A la hora de embarcarse en procesos electorales, la Moncloa no se anda con chiquitas. Tras las mociones de censura acordadas por el PP y el CDS, el PSOE dedicó todas sus baterías a machacar esa operación y montó un comité electoral apropiado. El ataque a fondo contra el supuesto pacto Fraga-Suárez, practicado por candidatos y portavoces sociafl stas con vistas al 15-J, fue una estrategia completamente deliberada de la dirección electoral de los socialistas.

Roberto Dorado, Guillermo Galeote, Teófilo Serrano, Luis Pérez y demás miembros del comité electoral socialista, todos de la máxima confianza de Alfonso Guerra, se quedaron algo asombrados de la dinámica que habían puesto en marcha: después de haber agitado el espantajo del peligro derechista, ni ellos mismos se creían los resultados obtenidos.

La tentación socialista de rematar la jugada del 15-J es ahora fuerte. El hecho de que los Presupuestos Generales del Estado para 1990 no puedan aprobarse a tiempo puede salvarse prorrogando los anteriores.

Dura pelea por la mayoría de Ias comunidades de Galicia y Madrid

J. P. Cada vez vota menos gente al PSOE y al Partido Popular en Galicia, lo cual no es decir mucho, porque eso mismo ocurre en casi toda España. Lo significativo es que ha disminuido la distancia entre la fuerza electoral de ambas formaciones políticas, que son las unicas capaces de formar Gobierno en esa comunidad. En la anterior convocatoria al Parlamento gallego (otoño de 1985), los populares aventajaron al PSOE en más de 150.000 votos, pero esa diferencia se ha reducido ahora a menos de 10.000, a juzgar por los resultados del 15-J, con una abstención sensiblemente mayor.

Otro dato: el declive del voto socialista en los grandes núcleos urbanos afecta también a Galicia. Las elecciones del 15-J han revelado un agujero considerable en Vigo, donde el PP ha sobrepasado por primera vez al PSOE en 10 años. Frente a los 27.122 sufragios obtenidos por los socialistas (28,8%), los populares han alcanzado 29.828 (31,6%).

La extrapolación de los resultados del 15-J daría 30 escaños al PSOE y 32 al PP en el Parlamento autónomo, sobre un total de 75. Pero Galicia es una de las zonas donde menos fiabilidad cabe otorgar a una extrapolación de este tipo. La influencia del candidato Manuel Fraga en la campaña gallega, frente a un Gobierno de coalición del PSOE con un sector de la derecha regional, augura unas elecciones a cara de perro.

En cuanto a la Comunidad de Madrid, los indicios aportados por el 15-J apuntan a la repetición de escaños entre el PP y el PSOE. Este último pone ahora menos obstáculos a la eventualidad de elecciones anticipadas en esta comunidad, a la vista de que el PP no avanza y el CDS ha sufrido un auténtico desastre. Ni siquiera los votos de José María Ruiz-Mateos permitirían un Gobierno de mayoría con el PP y el CDS.

La misma situación

La situación para los socialistas en Madrid vuelve a ser la misma que antes de la moción de censura: no están en condiciones de conseguir mayoría absoluta y tienen que apoyarse en Izquierda Unida, salvo que el CDS vuelva a separarse de los conservadores.

Los sufragios de Ruiz-Mateos -sexto partido electoral del país, después del 154-J- pueden ser decisivos para completar mayorías de centro-derecha, tanto en el caso de una futura recuperación de los mismos por parte del PP, como en el supuesto de que se mantengan bajo su adscripción actual. Los votos de Ruiz-Mateos pueden ser decisivos, tanto en Galicia como en Madrid.

Los electorados del Partido Popular, del CDS y de Ruiz-Mateos superan, en conjunto, a una hipotética alianza PSOE-IU en Madrid.

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