Perder
El saque lo tenemos nosotros, pero nuestras dejadas son tan malas que, con un poco de suerte, perdemos el partido.Al principio de este nuevo set de la Copa Ibérica conseguimos el primer punto con una visita de los Reyes a Portugal. Bien. Y además fue con un ace, porque nuestros soberanos estuvieron en Batalha conmemorando la derrota de Aljubarrota. Luego perdimos la ventaja con unos cuantos artículos en los que poníamos a los lusos a caer de un burro; les llamábamos tercermundistas, incultos, mendigos, pirilampos y otras lindezas por el estilo. Y les perdonábamos la vida sugiriéndoles que, a lo mejor, no les vendría mal federarse con nosotros, por ver de enseñarles algo del mundo moderno y del desarrollo. Como campaña de relacion es públicas, la cosa no tuvo precio.
Muchos de los españoles que se dicen enamorados de Portugal siempre están dispuestos a matizar, con sadismo desplazado y displicente, que cualquier amistad o enemistad de los portugueses tiene que esconder alguna envidia, algún complejo de inferioridad; vamos, cualquier detalle que demuestre nuestra superioridad. Estos pobres portugueses. Nadie parece recordar que no han tenido un sola guerra civil, que son sensatos, cultos, civilizados y, probablemente con razón, levemente pesimistas. Con unos vecinos así, cualquiera. Luego, Andrade Alves nos propina un artículo que arde el pelo y llama a Don Quijote megalómano, y a Sancho, rústico ignorante. Treinta a 40.
Y en este peloteo estamos. Artículo va, carta viene, calentándonos poco a poco y perdiendo la perspectiva. La perspectiva no es que los portugueses se hagan españoles o nosotros lusitanos. Qué más da. Vamos a ver si todos nos hacemos europeos y si perdemos este sel de una vez y dejamos de jugar. Va siendo hora, porque si uno de los dos bandos gana la Copa Ibérica acabamos perdiendo todos.
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