Guerra en la Prensa británica
Periodistas de 'The Times' y 'The Observer' dimiten por la intromisión de sus editores en tareas de redacción
RICARDO M. DE RITUERTO, Las siempre delicadas relaciones existentes en la Prensa entre la propiedad y la Redacción han producido estos días en el Reino Unido desacuerdos estruendosos, con dimisiones de periodistas que sentían su profesionalidad menoscabada por sus editores, Rupert Murdoch, propietario de cinco periódicos en las islas, y Roland Tiny Rowland, poseedor del dominical The Observer.
Los informadores del Times y del Observer llevan tiempo en estado de larvada semiinsurrección contra la manipulación de los dos periódicos que creen percibir por parte de los propietarios.Murdoch, embarcado en una difícil, arriesgada y onerosa aventura de televisión por satélite, está utilizando con descaro sus rotativos como vehículos publicitarios privilegiados para vender Sky Television y, en la medida de lo posible, ganar terreno a la competencia.
El diario Today, del que Murdoch es dueño, por ejemplo, ha ofrecido 10.000 antenas parabólicas gratis a sus lectores, con lo que ha incrementado la tirada al tiempo que colocaba Sky. Otros de los periódicos de Murdoch aparecen inundados de noticias sobre su televisión mucho más allá de lo que criterios profesionales encuentran natural.
El jefe de las páginas de arte del Times dimitió el mes pasado después de que la sección se viera obligada a llevar una destacada promoción de Sky.
Esta misma semana, un subdirector del mismo periódico se ha marchado y, aunque en su carta de dimisión no hace referencia a la disputa sobre Sky, fuentes próximas a él hablan de su malestar por los derroteros que está tomando el periódico -cada vez más alejado de lo que fuera el mito de The Times-, incluida la cobertura informativa que se da a la televisión de Murdoch.
Portazo
Pero el mayor estrépito lo ha producido el portazo dado por un subdirector del Observer, David Leigh, jefe del equipo de investigación del semanario. Leigh ha escrito en el diario The Guardian que durante ocho años "había hecho lo máximo para aislarme de lo que veía como la creciente mancha de las obsesiones de Lonrho y Tiny Rowland" y su repercusiones sobre el dominical.
Rowland es la cabeza del holding Lonrho, al que pertenece el Observer. Leigh dice que siempre sospechó de las intenciones de Rowland -el direc tor de un reputado diario Ion dinense comenta que el empresario compró el dominical en 1981 sólo como vehículo para saciar su ansía de venganza contra el Gobierno de Margaret Thatcher, a cuyas malas artes atribuye su pérdida de Harrods, el lujoso gran almacény que su experiencia le dice que "las historias de Lonrho raramente son lo que parecen".
La última en la que se negó a entrar fue un presunto escándalo de sobornos auspiciados por el Gobierno para conseguir una gran venta de aviones de combate Tornado a Arabia Saudí. Leigh cree que el director del periódico, Donald Trelford, siguió con fidelidad perruna un caso que servía muy bien a Rowland, a quien llegó a garantizar que causaría "serios problemas políticos" al Ejecutivo.
Leigh denunció el caso ante la redacción y una investigación interna falló la semana pasada que no había pruebas concluyentes "para sostener la acusación de la influencia de Lonrho en la publicación de la historia de los Tornado". "Me sentí avergonzado", dice el periodista. "Este no es el Observer al que yo vine a trabajar. Sentí que se había convertido en un periódico enfermo".
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