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Solchaga afirma que la entrada en el SME ayudará a reducir el crecimiento económico

Carlos Solchaga, ministro de Economía y Hacienda, afirmó ayer que era necesario moderar el crecimiento de la economía española. "No hacerlo obligaría tarde o temprano a encarar una caída futura", y señaló que ésta era una lección del pasado reciente para España. El ministro habló ante el Pleno del Congreso para explicar la decisión de entrar en el Sistema Monetario Europeo (SME) adoptada el pasado viernes.

Solchaga dijo que la disciplina antiinflacionista que supone la decisión ayudará al aterrizaje suave que necesita nuestro país. Estos argumentos fueron esgrimidos al analizar las razones que sugirieron al Gobierno la necesidad de adelantar la entrada en el SME. Entre ellas citó la fuerte demanda interna española que genera tensiones en la tasa inflacionaria y en la balanza por cuenta corriente.Una fuente próxima al Ministerio de Economía señaló que existe preocupación por la tasa de crecimiento, cuya estimación oficial fue revisada al alza la semana pasada, quedando por encima del 4,5%. Economía considera necesaria una reducción paulatina de esta tasa y la fuente consultada consideró que la reducción debería ser de un punto porcentual. "Si se quiere evitar el riesgo de inflación y crisis hay que enfriar la economía", añadió la fuente.

Enfriar el proceso

Economía prepara un paquete de medidas fiscales que sería tramitado tras la aprobación del proyecto de ley del impuesto de las personas físicas (IRPF) destinado precisamente a reducir la demanda a la vista de lo que se califica como "fuerte crecimiento salarial" y ante la evidencia de la dificultad para controlar esta variable.

Por su parte, en el turno de respuestas José Antonio Segurado, por el Partido Popular, afirmó que la decisión del Gobierno y sus argumentos ponen de relieve "la importancia de los motivos de caracter político", en la medida que los argumentos eran tan válidos ahora como hace tres meses. Segurado dijo que a partir de ahora la política monetaria tendrá como objetivo el tipo de cambio en lugar de la cantidad de dinero (ALP), "pero significa también que la gestión de la demanda interna habrá de apoyarse, mucho más que antes, en el resto de las políticas económicas: la política presupuestaria y la política de rentas".

Por su parte, Solchaga enumeró como otro elemento que influyó en la oportunidad de entrada en el SME al desarme arancelario, que ya está avanzado y sus efectos han sido parcialmente absorbidos, restanto incertidumbres sobre el resultado de la incorporación a la CE. "Lo que queda por absorber muy probablemente se acomode a la banda de fluctuación para la peseta entre los 62 y los 69 marcos alemanes", dijo Solchaga.

La existencia futura de un espacio financiero único, dijo Solchaga, quita eficacia a la política monetaria aislada y sólo se puede pensar en mecanismos de regulación convergentes por parte de las naciones de la CE. En su línea argumental dejó claro que, para el Gobierno, quedar fuera del SME era demasiado arriesgado y que podría suponer una falsa autonomía. Criticó a quienes piensan que mediante una tasa de inflación más alta que la media comunitaria se podía aspirar a un crecimiento sostenido más alto, señalando que eso era una ficción.

"Cualquier nación que esté dispuesta a mantenerse dentro del proceso de convergencia comunitaria, aunque se quede fuera del SME, se verá afectada por el ritmo de expansión general y no podrá sobrepasarla forzando su tipo de cambio a la baja para mejorar artificialmente la competitividad", añadió. Solchaga defendió la paridad por la que se optó, esencialmente porque era la que marcaba el mercado, aunque dijo que una peseta más baja ayudaría a incentivar la inflación y la demanda interna.

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