Una cuenta pendiente
El Rayo se juega el ascenso frente al Deportivo, al que privó de subir a Primera hace seis años
A 12 años de haber ascendido a Primera, nueve del descenso, seis de bajar a Segunda B y uno de perder la promoción frente al Murcia, el Rayo Vallecano aspira a lograr el domingo su segundo ascenso a la máxima categoría del fútbol español. El último obstáculo para el equipo de Felines es el Deportivo de La Coruña. Una victoria colocaría al Rayo en Primera, junto al Castellón, pero el Deportivo no olvida que en esas mismas circunstancias el Rayo le privó del ascenso en 1983. La directiva franjirroja no descartaba anoche la asistencia a Vallecas del hermano de Hugo Maradona, Diego Armando.
El Rayo llega al último encuentro tras una temporada convulsa rematada ayer mismo con unas declaraciones de su medio centro, Alberto Capón, en las que afirma que la próxima temporada no seguirá en el club. Capón empezó a tener problemas en la entidad el pasado año, al pretender ser traspasado a Las Palmas, y hace tan sólo unas semanas se reunió con el presidente del Elche para hablar de su posible fichaje. El último capítulo de la historia es un enfrentamiento verbal con Botella, al que acusó de "no se compañero, porque no merece tal calificativo". Luego añadió: "Estoy acostumbrado a que se me aparte injustamente del equipo. En el club han ido a por mí". Capón ya había manifestado a su entrenador que no quería desplazarse con el equipo a Las Palmas en la jornada pasada.La venganza
Las declaraciones de Capón son el primer aperitivo para un encuentro vital, que tiene sabor a venganza: en 1983 el Deportivo necesitaba vencer en su campo en la última jornada para subir a Primera. Su rival en aquella ocasión, con campo lleno y ambiente de fiesta, era el Rayo Vallecano. Las crónicas recuerdan que, pese a que el Rayo no tenía posibilidad de ascender ni problemas de descenso, jugó un magnífico encuentro... y ganó. Los jugadores que estaban en el Deportivo y permanecen en la entidad se niegan a utilizar el término "venganza" cuando hablan del encuentro del domingo, pero insisten en que no estaría nada mal hacer pasar al Rayo el mismo trago que pasaron ellos y que cualquier prima de terceros por la victoria sería bien recibida. En cualquier caso, insisten, el Deportivo quiere la victoria.
Además, el Rayo cuenta con el inconveniente de jugar en su estadio, en el que ya ha perdido 13 puntos este año. El problema consiste en tener que llevar la iniciativa en un campo de dimensiones reducidas, que favorece al equipo que se defiende y en el que rara vez se puede utilizar el que sería decisivo recurso de la presión ambiental, ya que cada domingo asisten al campo invariablemente los mismos 8.000 espectadores, sea cual sea la marcha del equipo.
El Rayo se juega además el domingo la posibilidad de sanear la economía de la entidad. El club arrastra una deuda superior a los 200 millones de pesetas, además de haber sido embargado por la Seguridad Social, y en el proyecto de la actual directiva se incluye como dato imprescindible el ascenso para arreglar las cuentas de la sociedad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.