Socialistas y comunistas fesfejan la primera derrota electoral de Cavaco Silva
Grupos de militantes socialistas y comunistas festejaron en las calles de Lisboa la primera derrota del primer ministro Cavaco Silva, líder del Partido Socialdemócrata (PSD). El secretario general del partido socialista (PS) Jorge Sampaio, afirmó que "Portugal está cambiando". Gobierno y oposición someterán a un detenido análisis la abstención del 51,2% del electorado.
El PS considera que la reducción del 15% al 5% de la diferencia que separa a los dos mayores partidos le convierte en el único rival de la socialdemocracia y el candidato más serio a la conquista del poder en 1991. Por su parte, los comunistas recuerdan que son, al menos por ahora, parte imprescindible de la "mayoría izquierdista". Pueden considerarse incluso "los mayores vencedores" en porcentaje y en número de escaños, puesto que consiguen el escaño perdido por los socialdemócratas, mientras que el aumento de la representación socialista está pendiente del voto de los emigrantes y de los 3.500 electores que boicotearon los comicios del 18 de junio y tendrán que volver a las urnas el 25 de junio.
El PS puede todavía ganar al Centro Democrático y Social (CDS, democristiano) el vigésimo cuarto pasaporte para Estrasburgo. Por otro lado, aun perdiendo uno de sus cuatro actuales eurodiputados, los democristianos ya no pueden atribuir "mero accidente" la hazaña de su cabeza de lista y ex presidente Lucas Pires, que triplica por segunda vez los resultados alcanzados en las elecciones legislativas de 1987. Lucas Pires fue el único que centró su campaña en los temas europeos y evitó cuidadosamente atacar a Cavaco Silva por la derecha, como lo viene haciendo la actual dirección de CDS y su presidente, Freitas do Amaral.
"Error estratégico"
En el interior del PS, la situación es tensa. Los adversarios de Jorge Sampaio, que criticaron la alianza con los eanistas del PRD, protestan contra lo que consideran un "error estratégico". Cavaco Silva no ha perdido el tiempo. Acepta la derrota, y está "seguro" de que los dos años de mandato que le quedan serán suficientes para recuperar la confianza y admite una remodelación del Gabinete, inevitable con la marcha a Estrasburgo de Antonio Capucho, ministro de relaciones con el Parlamento.
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