Muertes absurdas
Puede que esta carta parezca llegar a destiempo, pero, si bien el pretexto puede haber caído en o vido -o, aun en su momento, no llamara la atención-, el tema me parece vigente: acaso esperé a mandar esta carta por perdo nar a nuestra clase dirigente un desliz de mal gusto. Leyendo en su periódico las citas de los seño res Benegas y Guerra para la nueva campaña -¿o acaso toda la legislación socialista es campaña?- verifico mi idea de que el Gobierno pone más empeño en pregonar el dicho que en cumplir el hecho. Acaso esto aún llama más la atención cuando se ve la feria desde fuera. No sé si voy a pintar sutiles y matizadas razones, o si sólo voy a conseguir estampar garabatos que estrujo de la pluma, pero acaso sea ésta la manera justa de hacer literatura en este tiempo: el escenario político español se encuadra entre el guiñol y el teatro del absurdo, y al paso que vamos, para interpretar sin ira las palabras de nuestro ilustrísimo presidente, va a haber que recurrir al dadaísmo. Ya se sabe que los muertos en guerras, pestes y hambres son materia prima de yuppies estadísticos sentados frente a un ordenador personal; que todos nos hemos vuelto apáticos ante una realidad que trasciende más allá de la final de un campeonato de fútbol. No soy partidario de que haya elegidos entre los muertos, pero más me duele que no queden ni siquiera elegidos para mostrar un respeto o cuadrar un silencio apropiado. Suponía que el señor presidente estaba demasiado atareado sonriendo por Europa como para acordarse de esos súbditos anónimos que agonizan en un lamentable accidente (mili) o con un chute en un lavabo. Ahora han matado a nuestro embajador en Líbano y parte de su familia, y don Felipe exhorta a sus adalides a seguir ganando elecciones durante 25 años.
Que yo sepa, ni él ni Barranco, ni tantos otros pisaalfombras, han dicho (y no digamos hecho) algo en el sentido de esforzar se en los próximos 25 años por evitar tanta muerte absurda.
Si con Franco se celebraron 25 años de paz tocando la pandereta sobre calabozos de torturas, este país también da para celebrar 25 años de psocialismo cantando La Internacional sobre nuestros muertos en todo el mundo.
Ya sé que no se pueden poner a un nivel a Franco y a González, pero ya lo dijo una columnista de EL PAÍS: "Más vale criticar ahora que acabar siendo unos castrados ciudadanos sin matices".-
