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Reportaje:ELECCIONES EUROPEAS

Europeos de África, africanos de Europa

Un tortuoso camino conduce a Ceuta y Melilla hacia Estrasburgo

El viajero que llega a Melilla, sea en barco o en avión, se topa de súbito con un panel de fondo azul sobre el que reposan 12 estrellas en bezante y en el que reza la siguiente leyenda: "Melilla, municipio de Europa". La primera sensación que uno se lleva al pisar esta tierra africana es que el continente no está allí mismo, sino unos kilómetros más adentro, en el monte Gurugú, y que Melilla, pintoresca ciudad en la que se asientan cinco comunidades étnico-religiosas (cristianos, hebreos, musulmanes, hindúes y gitanos), es como un regalo que Andalucía le ofrece a la vieja Berbería. Pero si todos los que pisan Melilla, incluso los que la pisan en firme, coinciden en algo es que la simbiosis Melilla-Europa es un sueño.

Para los melillenses de-toda-la vida, los llamados cristianos, el pedigrí europeo de su ciudad es un sueño hecho realidad por fin Para los turistas centroeuropeos que buscan el puesto fronterizo de Benianzar, camino de las rutas sureñas de las caravanas que unían el Sudán oriental con el occidental, Melilla es el sueño d volver a empezar. Y para los musulmanes, sean árabes o rifeños que por allí pululan, con carné de indentidad español, tarjeta de estadística, pasaporte marroquí o cualquier tipo de papel sellado y rubricado, es el sueño de estar en Europa o de tenerla tan cerca. A los únicos que les quita el sueño Melilla es a la clase de tropa que constituye la guarnición de la plaza. El paisaje de Melilla con la entrada oficial de España en Europa ha cambiado. Igual ocurre con Ceuta, la otra plaza de soberanía, que, sin embargo, lleva a gala el gozo del privilegio de poseer la cercanía peninsular. Si la europeidad de Melilla la acentúan los paneles estratégicamente situados en su muelle comercial y en su pequeño aeropuerto, en Ceuta, con unos 63.000 habitantes, el sello comunitario está, a modo de bandera, en su principal y más concurrida plaza, paradójicamente llamada de África.

Pero, pese al esfuerzo de los gobernantes por remarcar estos sentimientos con paneles y banderas, desde la Península hay coaliciones y partidos políticos que no están por la labor europea de estos enclaves norteafricanos y los ignora. Abanderado de ello es la coalición Izquierda Unida y su bloque matriz -el PCE-, que proclaman que Ceuta y Melilla deben cambiar de soberanía. Izquierda Unida no existe ni en una ni en otra ciudad, y ni siquiera sus líderes, en esta carrera de la aritmética hacia el 15 de junio, han hecho un mínimo intento de asomarse a sus calles mediante la cartelería y obtener posiblemente algo en su provecho.

Esta razón ética de los comunistas españoles no es exclusiva. A Melilla y a Ceuta tampoco han viajado en esta campaña electoral europea los partidos nacionalistas, estos días correteando la Península de rincón a rincón, y menos aún el más cercano de todos ellos a ambas plazas, tal vez por cultura afín y proximidad geográfica: el Partido Andalucista, del alcalde de Jerez, Pedro Pacheco. Para el partido de Pacheco, "Ceuta y Melilla no forman parte de nuestra región".

Adiós con el corazón

Olvidadas por unos, despreciadas por otros, amadas por los que en ella viven, apetecidas por Rabat, controladas económicamente por los comerciantes hebreos e hindúes y detestadas por los soldados -"Adiós con el corazón, / pero yo a Melilla no vuelvo", se oye cantar a los licenciados, ya de vuelta-, sí, en cambio, han sido elegidas por las direcciones nacionales del PSOE, el CDS y el PP para la campaña. Quizá los populares sean los que más se han volcado, y les han enviado desde Madrid -"Marcelino iba a venir, pero al final no pudo", comentan sus dirigentes locales- a Luis Ramallo, que incluso pernoctó en Meli¡la el sábado 3.

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La cartelería es relativamente abundante en el centro de Me¡¡lla, pero escasa en Ceuta. De cuando en cuando, vehículos dispares -unas veces un camión, otras un utilitario- pasean a los Fraga, Marcelino, Suárez, González, Caso y Morán por las calles, pero el interés no se ajusta al esfuerzo. Felipe González y Alfonso Guerra jamás han pisado, desde que se les conoce públicamente, ni Ceuta ni Melilla, y por supuesto, en lo que queda de esta campaña, "ni se les espera".

De todos los candidatos que concurren a estas elecciones, sólo dos son residentes en estas plazas, y concretamente en Melilla. Son José Manuel Calzado, líder local del CDS, que figura en el número 47 de la lista de su partido, y Rafael Marín, dirigente de la Unión del Pueblo Melillense y candidato número 6 de la lista de la Federación de Partidos Regionales.

Europeos y españoles, cristianos o musulmanes, africanos de Europa o europeos de África, en Ceuta y en Melilla se palpa algo distinto y algo distante. Es una Europa irreal separada de la Europa geográfica por el Mediterráneo. En ellas comienza, pese a todo, un difícil y laberíntico camino que también conduce al sueño de Estrasburgo.

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