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Los 70.000 habitantes de Coslada afrontan todo tipo de riesgos sin parque de bomberos

Jorge A. Rodríguez

Coslada se ha convertido en una especie de polvorín a los pies de Madrid. Más de 360.000 toneladas de mercancías peligrosas surcan anualmente en tren su término municipal. Cientos de aviones sobrevuelan a diario los tejados bajo los que viven sus 70.000 habitantes, y unos 500 camiones cargados de materiales de alto riesgo atraviesan su casco urbano. la ciudad, cercada por un polígono industrial, contará con una estación de desgasificación y un centro de transportes. Toda una colección de riesgos rubricada con una situación incomprensible: el municipio no tiene parque de bomberos.

"Coslada está desprotegida". Enrique Echegoyen, director general de Protección Ciudadana de la Comunidad, reconoce la preocupante situación del municipio. Lo mismo opina el alcalde, José Huélamo, de Izquierda Unida: "Desde luego que existe riesgo. Es el precio que tiene que pagar Coslada por estar metida como una cuña en Madrid, a un paso del aeropuerto de Barajas y con un continuo tráfico ferroviario de mercacías peligrosas".Los vecinos llevan reivindicando sus bomberos desde hace 10 años con un argumento de peso: Coslada incumple la ley de Bases de Régimen Local, que marca que todo municipio de más de 20.000 habitantes debe contar con un cuerpo de lucha contra incendios.

La creación de este parque, que tendrá carácter comarcal -sus 44 efectivos atenderán también a San Fernando de Henares y Mejorada-, fue aprobada el pasado 28 de febrero por la Comisión de Gobierno de la Comunidad. "Tendrá carácter comarcal, porque en esta ciudad, salvo mala suerte o siniestros en el polígono industrial, no se producen muchos incendios", apunta Huélamo.

De todas formas, los habitantes de Coslada han de armarse nuevamente de paciencia. Las obras de construcción de estas instalaciones en la avenida de la Cañada -242 millones de pesetas- no comenzarán, si se cumplen los plazos, hasta que llegue el verano.

Y mientras se termina e nuevo parque, los bomberos tendrán que venir, sorteando el intenso tráfico de la carretera de Barcelona, desde Madrid, Torrejón de Ardoz o Alcalá de Henares.

Peligros inevitables

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El caso es que algunos riesgos son inevitables. Para que Coslada se saliera del pasillo aéreo de Barajas, por ejemplo, habría que desplazar de sitio el aeropuerto.En barrios como el de la Estación, cuyos 3.000 vecinos ya han realizado varias protestas por los ruidos que provoca la proximidad del aeródromo pueden incluso verse con detalle los dibujos de los aviones, de lo bajos que pasan.

El peligro viene también por tierra. Un total de 360.000 toneladas de mercancías peligrosas atraviesa en trenes cada año el término municipal de Coslada, según un escrito remitido por Renfe al alcalde. El 26% de esos productos son gases comprimidos, licuados o disueltos a presión; otro 26% son materias líquidas inflamables, y el 48% restante corresponde a productos corrosivos.

Renfe proyecta instalar también en Coslada, situada a 14 kilómetros de Madrid, una estación de desgasificación y limpieza de vagones que hayan transportado mercancías peligrosas.

Suma y sigue. Medio millar de camiones con mercancías peligrosas atraviesan diariamente el casco urbano, situado a no muchos metros de la carretera de Barcelona, según datos de la Delegación del Gobierno.

Otro dato: el flujo de camiones aumentará cuando esté terminado el Centro Internacional de Transportes, con capacidad para cargar y descargar 25.000 camiones diarios.

Y por si esto fuera poco, un último dato: el polígono industrial, con gran actividad de almacenaje (productos químicos incluidos), rodea prácticamente el casco urbano y linda con zonas densamente pobladas.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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