Un sector de la Orden de Malta denuncia a la dirección por obstaculizar la renovación de los cargos
Un grupo de caballeros de la Orden de Malta acusa a la actual junta directiva de la orden en España, a cuyos miembros denominan medallistas, de entorpecer el desarrollo progresista de la orden y su dedicación a obras sociales. La iniciativa coincide con la visita que ha girado el gran maestre de la orden, Andrew Bertie, a la isla de Malta el viernes pasado para negociar el retorno de la orden al recinto del castillo de Sant'Angelo, a semejanza del modelo establecido por la Iglesia en el Estado Vaticano.
La oposición del sector progresista de los caballeros de la Orden de Malta a la actual directiva española se ha resuelto mediante la impugnación de los acuerdos tomados hace un año por la Junta de la Asamblea en España, que preside el marqués de Sales.El autor de la impugnación, el armador valenciano José María Boluda, no está de acuerdo con la modificación que la Junta hizo de los estatutos, que, en su opinión, "otorgan una excesiva autoridad al presidente y le faculta a cambiar los miembros de la dirécción sin consultar a nadie". "Los nuevos estatutos atentan contra todo derecho", dice el demandante. "El presidente de la orden en España, el marqués de Sales, se otorga más poder a sí mismo que el propio gran maestre. Lo correcto sería presentar listas cerradas para que las votáramos, pero no ha sido así". Según los antiguos estatutos, la Junta se constituía por votación de la Asamblea. Con los nuevos, el presidente elige directamente a los miembros de la Junta y pide a la Asamblea que los ratifique. "Hay muchas más personas que piensan como yo. Yo sólo he firmado la demanda de impugnación", insiste Boluda.
Esta impugnación es fruto del malestar de un numeroso grupo de caballeros de la Orden de Malta en España por la política ultraconservadora que propugna el presidente de la orden, el marqués de Sales, y los caballeros que le rodean, a quienes se acusa de medallistas, calificativo que indica una excesiva preocupación por la parafernalia aristocrática en detrimento del fin de la orden: el servicio social.
A este malestar ha contribuido el rechazo de la Junta a la proposición del rey Juan Carlos -caballero también- de ceder unos locales del patrimonio nacional, situados junto al Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, para la rehabilitación de drogadictos. El grupo progresista considera que mientras la orden desarrolla en otros países una labor hospitalaria equiparable a la de la Cruz Roja -la asistencia en la catástrofe del campo de Sheffield fue prestada por la Orden de Malta-, en España esta labor es prácticamente nula. Según este grupo, la renovación de la orden en España sería factible si se creara un subpriorato -organización superior a la asociación nacional- para cuya dirección proponen al conde Linatti.
Por otra parte, el gran maestre de la orden viajó el pasado viernes a La Valeta para negociar con el Gobierno maltés el traslado de la sede de la orden desde Roma al castillo de Sant'Arigelo a cambio de financiar su rehabilitación y crear una universidad internacional de posgraduados.
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