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'Disolución informativa' en el Este

Un foro de la CSCE certifica la marginación de Rumanía en el diálogo europeo

El proceso de apertura en algunos países socialistas, con el consiguiente incremento de la libertad de información y expresión, ha provocado ya la disolución del bloque oriental en el terreno de la política informativa. Ésta es una de las conclusiones capitales del Foro de la Información de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE) que concluye hoy en Londres. El Foro de la Información ha confirmado asimismo la total marginación de Rumanía en el diálogo europeo, dada la represión informativa.

La delegación española, presidida por el embajador Juan Luis Pan de Soraluce y compuesta por diplomáticos, técnicos en comunicación y corresponsales en el Este de Europa, presentó una propuesta apoya da por 17 países en la que se presentan 29 puntos para garantizar la libertad de los periodistas en su labor. La Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea está formada por todos los países europeos, salvo Albania, además de Estados Unidos y Canadá. Por primera vez en el proceso de la CSCE, que se inició con la firma del Acta de Helsinki, participaron periodistas como miembros de las delegaciones e intervinieron tanto en el pleno como en comisiones para exponer sus dificultades y proponer soluciones. En la apertura del foro este corresponsal criticó la represión a que están sometidos los periodistas rumanos y la práctica sistemática de prohibir la entrada en este país a corresponsales occidentales. El corresponsal de La Vanguardia, Ricardo Estarriol, intervino el miércoles en representación de la delegación española y elogió los enormes avances que han tenido lugar en la Unión Soviética, en Hungría y en Polonia.

Desde los obstáculos para los visados a corresponsales, aún practica común en algunos países del Este, y la prohibición de posesión de equipos de re producción, hasta las amenazas de represalias para los ciudadanos de algunos países en caso de mantener contacto con medios de prensa extranjeros, son muchas las trabas aún vigentes en algunos países del Este, pero también las que impiden a los periodistas de estos países trabajar en Occidente.

Garantías

Durante cuatro semanas, representantes de los 35 Estados participantes en la CSCE han debatido acerca de las vías para facilitar la labor de los informadores y garantizar un flujo de la información sin impedimentos. Desde un principio se demostró que el bloque de los países socialistas, que ha actuado conjuntamente a lo largo de todo el llamado proceso de Helsinki y que ya mostró fisuras en Viena, ha quedado roto.Tres países socialistas, Polonia y Hungría ante todo, pero también la URSS, han acudido a Londres con conceptos sobre la libertad para los informadores y su producto, prensa, radio y televisión, muy similares o idénticos a los defendidos por la mayor parte de los países occidentales democráticos.

En el extremo opuesto, Rumanía ha destacado de nuevo tristemente con la defensa de la política represiva del régimen de Nicolae Ceaucescu y la letanía de "rechazo a la injerencia extranjera en sus asuntos internos" cuando periodistas y diplomáticos de toda Europa la condenaban. Rumanía, donde incluso la posesión de una máquina de escribir sin registro policial es ilegal y la represión de periodistas, intelectuales y de todo aquel que ose criticar al régimen es implacable, tenía por fuerza que quedar en el banquillo en Londres. Así ha sido, pero no hay indicio alguno de propósito de enmienda en su política.

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Checoslovaquia y Bulgaria

Otros países como Checoslovaquia y Bulgaria han demostrado que, pese a las resistencias internas de sus líderes a reformas democratizadoras reales el proceso impulsado por la URSS ya les afecta de pleno y que el Foro de la Información de Londres es un nuevo argumento para los partidarios de las reformas en su pugna con los conservadores en Praga y Sofía. La República Democrática Alemana (RDA) no se ha sumado a la obcecación rumana pero ha reflejado en Londres el nerviosismo de sus autoridades por las crecientes demandas internas de mayor transparencia y libertad informativa. Sí comparte aún Berlín Este con Bucarest la concepción del periodista y medios de comunicación como un "instrumento" del poder y el hábito de tratarlos conforme a la afinidad al poder que demuestren.Las posibilidades de acceso a la información, oficial y particular, las regulan según las informaciones publicadas por los corresponsales anteriormente, con lo que en el caso rumano se castiga a quien critique impidiéndole la entrada en el país. La mayor parte de los corresponsales occidentales especializados en el Este de Europa tienen vetada la entrada en Rumanía. La concesión de visados en algunos países se retrasa para evitar que los periodistas acudan a cubrir un acto conflictivo. En este campo Checoslovaquia ha demostrado su disposición a eliminar numerosas trabas que otros países como Hungría, Polonia y Bulgaria ya no ponen.

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