El milagro de Nelson
La campaña de los Golden State Warriors ha adquirido el rango de lo milagroso. El equipo de Don Nelson acaba de iniciar el play off con dos victorias a domicilio sobre el Utah Jazz, que pasaba por ser el mejor equipo defensivo de la NBA y la alternativa de poder al largo reinado de los Lakers en la Conferencia Oeste. Hace seis meses, nadie podía esperar que un equipo que sólo había sumado 20 victorias en la temporada pasada estuviera en condiciones de proporcionar una sorpresa semejante.A principios de la presente campaña, todo era incertidumbre y malos augurios sobre los Warriors. Chris Mullin, su jugador más característico, acababa de salir de una clínica de rehabilitación para alcohólicos. El otro astro era Ralph Sampson, el pívot que un día fue reclamado como sucesor de Jabbar. Sampson llegó a los Warriors desilusionado, maltrecho físicamente, sin deseos de jugar en un equipo perdedor. El último jugador de garantías, Sleepy Floyd, había partido hacia Houston en el intercambio con Sampson. El resto del equipo estaba integrado por un novato -Richmond-, elegido precisamente ayer como el mejor joven del año; un base despreciado por los Bucks de Milwakee -Garland-, y un reboteador lesionado que nunca se había distinguido por anotar más de diez puntos por partido -Larry Smith- Parecía imposible apostar por esta escuadra.
El milagro ha llegado de la mano de Don Nelson, quizá el entrenador más prestigioso de la NBA. Nelson, que llegó hace dos años a los Warriors corno vicepresidente, bajó a la pista a finales de la campaña pasada. Su tarea se anunciaba imposible, pero los resultados han proclamado sus excelencias como estratega. Nelson, un antiguo astro de los Celtics que dirigió a los Bucks durante una decena de años, siempre con éxito, ha logrado colocar en los play offs a un equipo cuyo pívot titular, Larry Smith, mide dos metros. El resto de los titulares no llega a esta cota.
Sampson apenas ha jugado y cuando lo ha hecho ha sido un fracaso, pero el resto del equipo ha jugado un baloncesto compacto, lleno de trampas defensivas y de novedades en el ataque. Mullin se ha destapado como alero director, una posición que inventó Nelson para Paul Pressey en los Bucks. Su tiro de seis metros, una excepcional visión del juego y su acreditada facilidad para sacar faltas personales en las penetraciones le han convertido en el líder deseado.
Sus problemas de alcohol han. desaparecido. No toma cerveza jamás, ni en el verano, cuando sus amigos se corren juergas monumentales. Ha bajado 15 kilos y, ha demostrado que es lo más parecido a Larry Bird. A su lado, Richmond se ha establecido como un jugador polivalente, al gusto de los atletas queridos porNelson. Todo lo que hace este ténico es sorprendente, como lograr que Manute Bol, considerado el peor jugador de ataque en la NBA, haya encestado 20 de sus 91 lanzamientos desde la línea de tres puntos. Sólo falta ahora que Sampson recupere el orgullo.
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