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Sin ira y por alusiones

El ex concejal del Centro Democrático y Social (CDS) en el Ayuntamiento de Madrid, que el pasado jueves Anunció su paso al PSOE en calidad de independiente y el lunes dimitió como concejal, explica las razones que le movieron a tomar ambas decisiones y rechaza las acusaciones que sobre su vida personal y profesional se le han hecho, según afirma, en malintencionada clave política y mediante la utilización de medias verdades contadas oído a oído.

Como ya conoce la opinión pública, en el corto espacio de cinco días adopté, como concejal del Ayuntamiento de Madrid, dos decisiones:La primera consistió en integrarme en el equipo de gobierno socialista del Ayuntamiento de Madrid, en la creencia de que era objetiva e institucionalmente necesario para asegurar la estabilidad y gobernabilidad de la ciudad, y en particular teniendo en cuenta los proyectos y realizaciones pendientes de cara a la apuesta de 1992. Las condiciones de la integración eran:

a) Mantenía mi identidad política propia, es decir, no me hacía socialista, sino que era concejal "independiente".

b) No me integraba en el grupo mixto (lo que hubiera permitido un mercantilismo con el voto), sino que lo hacía en el equipo de Gobierno a efectos, precisamente, de conseguir la estabilidad en la gobernabilidad.

c) Personalmente renunciaba a cualquier retribución que me -correspondiera por asumir la responsabilidad que se conviniera, que previsiblemente iba a ser el área de Seguridad y Policía Municipal y la segunda tenencia de Alcaldía.

Segunda decisión

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La segunda decisión, adoptada el lunes, consistió en dimitir de mi acta de concejal porque no estaba dispuesto a admitir ni a tolerar que ciertos políticos y ciertos medios de opinión pusieran en duda mi incuestionable honorabilidad.

Dije entonces que las opiniones de algunos medios de opinión y de algunos políticos han ido mucho más lejos de lo humanamente admisible. No se trata ya de la amenaza vil de una bomba o de una paliza, que las ha habido. Se trata de la infamia contra la honorabilidad de la persona; de suponer gratuitamente y sin fundamento alguno que ha -existido precio o prebenda por medio; de referirse despiadadamente a situaciones personales o profesionales supuestamente irregulares, manchándolo y desconociéndolo todo; de la vileza y los insultos más degradantes hechos contra mis hijos, mis amigos y a mí mismo por teléfono y sin defensa; de la mala gracia y del mal sentido.

A partir de aquí, no deseaba aparecer otra vez en los medios de comunicación. Hubiera preferido dejar cerrado el capítulo. Pero los datos e informaciones sobre mi vida privada puestos por ciertas personas en relación con mis decisiones políticas me obligan, con la serenidad que da el contar con la verdad, a dar a la opinión pública las necesarias explicaciones.

Soy una persona humana políticamente normal. Nada han tenido que ver las decisiones políticas con mi situación personal y patrimonial. Los que en malintencionada clave política han utilizado estos datos con la técnica conocida de las medias verdades y la estrategia de oído a oído son indignos políticos y pobres personas. Lo preocupante es que ocupen o puedan ocupar puestos de responsabilidad en la vida pública o en algún partido. La sociedad no se merece estos personajes.

Utilización política

La situación matrimonial de una persona no puede ser utilizada con fines políticos y para su desprestigio. Muchas parejas pueden separarse, e incluso en algunos casos es recomendable. No veo descrédito alguno. Ha habido mala intención en usar ese dato contra mí.

La célebre finca de Cáceres se adquirió antes de ser concejal y, en efecto, parcialmente mediante un crédito hipotecario qué posteriormente se renovó y dividió y que, por supuesto, se está pagando escrupulosamente. Nunca he recibido aval de político alguno para un crédito. No he tenido jamás contacto con la Junta de Extremadura a estos fines ni mayores dificultades económicas de las normales para poner una explotación ganadera en marcha. Ahora mismo, la situación es de normalidad, y la finca constituye, a mi juicio, un modelo en su género. Jamás dejé de cumplir mis compromisos económicos, Naturalmente que gente mala puede decir que debo dinero, callándose que pago religiosamente. Es otra perversidad.

Lo de mi despacho profesional es una calumnia. No he llevado ni llevo desde mi estudio en Madrid y durante mi etapa de concejal ningún asunto que tenga que ver con el Ayuntamiento. Me importa mucho mi credibilidad como abogado, como político que fui y como persona.

Lo de mis relaciones sentimentales con una mujer socialista importante no merece ni contestación. No pregunto a las mujeres a qué partido pertenecen ni creo que esté prohibido amar a las socialistas. En todo caso, es otra media verdad que ha de provenir de personas incapaces de distinguir los distintos valores humanos, previsiblemente debido a sus íntimas impotencias de todo género.

Afirmación burda

El dato de la maleta de 50 millones es una afirmación burda. Por un millón de dólares no hubiera dejado nunca CDS. Por Madrid, gratis, sí. Por tanto, no se corresponde ni la cantidad ni las intenciones. En definitiva, se demuestra el grado de inteligencia de los intoxicadores.

Y esto es todo: normalidad en el contenido, infamia y vileza en su uso y utilización política. Me voy de la concejalía y de la política harto de la miseria de algunos, pero satisfecho de haber conocido a personas como Juan Barranco, con el que simplemente compartimos honestas reflexiones en común sobre lo mejor para Madrid y los madrileños. Aquellos políticos que ponen a todo el mundo bajo sospecha han evidenciado su propia pequeñez, y bueno será ir pensando en echarlos de la vida pública. Todo llegará.

Javier Soto, ex concejal en el Ayuntamiento de Madrid.

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