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TRAGEDIA EN EL FÚTBOL BRITÁNICO

El Liverpool también estuvo en Heysel

E. PÉREZ DE ROZAS, La tarde era muy agradable, pero los días anteriores habían sido muy movidos. Los aficionados del Liverpool se habían dedicado a destrozar los escaparates de los establecimientos de Bruselas y, lo que es peor, a provocar a los seguidores italianos que, haciendo honor a su país, acudieron a la capital belga impecablemente vestidos, acompañados de sus novias, mujeres e, incluso, hijos menores. Los hinchas del Liverpool no sólo acudieron a la final de la Copa de Europa para ver ganar a su equipo; también viajaron para pasar tres días inolvidables, tres días de vino y rosas, tres días y tres noches sin cuartel.

Y todo aquello, que era fácilmente presagiable a los ojos de cualquier observador, no lo fue para las fuerzas de seguridad del Gobierno belga y tampoco para la federación o, incluso, el ministro del Interior belga, Charles Ferdinand Nothomb, que se defendió en el Parlamento de su país de las responsabilidades que se le atribuyeron, implicando a los ministro de Justicia y Defensa y al alcalde de Bruselas.

La catástrofe del estadio Heysel -cuyo aparcamiento quedó totalmente plagado de cadáveres- no fue únicamente culpa de los hinchas ingleses. Las autoridades habían prometido y jurado que éstos serían controlados. No sólo no fueron controlados el lunes ni el martes; tampoco lo fueron el mismo día del partido. Las autoridades también aseguraron que los borrachines británicos no podrían saciar su sed en los alrededores del estadio, pues sería imposible encontrar una cerveza en dos kilómetros a la redonda del recinto. Pero los vendedores de cerveza se colocaron estratégicamente en las puertas del estadio.

El aspecto que ofrecía la grada de la muerte la mañana del día después reflejaba la derrota de las autoridades gubernativas y de las fuerzas de seguridad frente a la habilidad de los vendedores y la voracidad de los sedientos hooligans, que empujaron hasta matar.

Sólo entonces, cuando las autoridades estaban sentadas en el palco, la policía hizo su entrada en el recinto. Pero ya no podían evitar la tragedia que conmocionó al mundo.

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