Berlusconi prefiere ganar la Copa de Europa a tener acciones en una televisión privada en España
MABEL GALAZ Con un 'buon giorno a tutti' y una amplia sonrisa en su rostro, Silvio Berlusconi, el magnate de la televisión privada y presidente del Milán, se presentó ayer ante los periodistas pocos minutos después de que su avión particular aterrizase en Barajas. Lo primero que Berlusconi dijo fue: "No congelo mi amistad con Ramón Mendoza hasta el día 19, como va a hacer él", y reconoció que sentiría que su amigo sufriera una tragedia: "Si el Milán no se clasifica, para mí no será una tragedia", aunque aclaró preferir la Copa de Europa a tener acciones en un canal privado de televisión en España.
Silvio Berlusconi lleva los asuntos del Milán como los de cualquier otra de sus empresas. Asegura que a eso se deben los éxitos que está teniendo su equipo, aunque para el magnate de la televisión, la presidencia del Milán no es un negocio, es más bien una religión. "Cuando decidí hacerme cargo del club, mis colaboradores me recomendaron que no lo hiciera". Pero él, que ante todo se considera un tifossi más, explicó: "No podía dejar de ayudar a mi equipo cuando lo necesitaba".Fininvest, el grupo que dirige Berlusconi, cuenta con 45 sociedades repartidas en cuatro divisiones que engloban negocios de televisión, prensa, inmobiliarias y otras industrias diversificadas, que mueven al año más de 1,2 billones de pesetas. Pero Berlusconi deja todo cuando el Milán le llama. "Siempre que el Milán me necesita me tiene, aunque para ello deje de atender mis negocios". Cinco aviones privados le permiten estar en cualquier punto del mundo en el momento preciso y acudir a la Ramada de sus jugadores cuando tienen algún compromiso importante o un problema menor. Porque Berlusconi es para sus jugadores el commendatore, un hombre que parece no tener prisa aunque vive a mil por hora, y que puede perder dos días en Madrid para concentrarse con sus jugadores y elevarles la moral.
Van Basten y el Barça
Pero, en cambio, no puede disimular que es un hábil hombre de negocios. "Todos mis jugadores están confirmados para el año que viene. Habrá además alguna novedad". Y confirmó: "Sí, es cierto que el Barcelona ha hecho una oferta a Van Basten", para añadir con ironía: "Los presidentes de los clubes deberíamos hablar más. Si el Barcelona se hubiera puesto en contacto conmigo le hubiera explicado que no voy a dejar marchar a Van Basten bajo ningún concepto, y me habría ahorrado mucho dinero". Sonriendo, finalizó: "El beneficiado ha sido el jugador, y yo le felicito".
Berlusconi aprecia en sus jugadores y técnicos la fidelidad. "Por eso entendí que Vialli, a pesair de que nosotros firmamos un contrato con la Sampdoria., prefiriera quedarse con ellos". Sacchi, el entrenador del Milán, por el que tan fuerte apostá Berlusconi, ha sido ya confirmado en su cargo, "independientemente de lo que suceda ert la Copa de Europa".
El presidente del Milán está de acuerdo con Ramón Mendoza en que la suerte influirá en la elim.ffiatoria, y en que de este partido saldrá el ganador de la Copa de Europa. "Las fuerzas están muy igualadas. Pero, el Milán no es todavía el equipo que yo quiero que sea, el que me gustaría que se enfrentara con el Real Madrid". Al equipo blanco lo vio en el Trofeo Bernabéu y recordó con alegría y humor aquel día: "Estaba sentado junto a Mendoza. Cada vez que marcábamos, yo hacia intención de levantarme mientras aplaudía, pero volvía la mirada y veía mi amigo, Mendoza, con cara de sufrimiento, y me quedaba paralizado".
Berlusconi reconoció su admiración por Michel y Butragueño, "y en general todos los jugadores del Madrid", pero explicó: "No podría llevármelos. A los del Madrid yo los deseo, pero nos los busco". Con un lápiz y un papel, Silvio Berlusconi calculó el valor actual del Milán y del Real Madrid, y Hegó a la conclusión de que el precio comercial era similar. "Lo que sucede es que nosotros hemos tenido comprar muy caros muchos de nuestros jugadores". En el futuro, el magnate italiano seguirá invirtiendo en el mundo del deporte. A los equipos de hockey, rugby y voleibol, le seguirá una importante inversión en el atletismo y en un equipo de baloncesto. También luchará por la Liga Europea.
Al palco del Bemabéu acudirá tranquilo y sin amuletos, a diferencia de Mendoza. "No los necesito. Los míos son Gullit, Van Basten, Rijkaard...".
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