Suelo urbanizable
Modificaciones puntuales, transformaciones interiores de la ciudad y potenciales ampliaciones del suelo urbanizable son las tres líneas que propone el alcalde de Madrid como base para la posible modificación del programa del plan general. Barranco justifica la última de las medidas, que será sin duda polémica, en la necesidad de crear "reservas de suelo público estratégico".
Ni ahora ni nunca puede descartarse a priori la posibilidad de modificar un plan general. Ahora bien, como ya señalábamos, tanto -la modificación como, en último término, toda revisión parcial anticipada del plan son cosas bien distintas a la revisión del programa que ahora es legalmente preceptivo llevar a cabo.Con tal afirmación, lo que se quiere dejar claro es que el gobierno municipal no pretende en ningún caso abrir la caja de Pandora, que significaría volver a poner a discusión, cuatro años después, todos los contenidos del plan. Ni se pretende ni se concibe una plena revisión anticipada del plan. Imagínense lo que eso significaría otra vez de posible paralización de la actividad inmobiliaria durante un período que siempre sería largo, ¿con suspensión de licencias? Todo no se puede poner en cuestión, en primer lugar, y sobre todo, porque no parece necesario.
Aceptemos como hipótesis de trabajo que se puedan llegar a modificar ciertos aspectos del plan mediante algo que pudiera incluso conceptuarse como una parcial revisión anticipada. En principio, esta eventualidad sólo sería posible -sin introducir graves distorsiones en la seguridad jurídica del mundo inmobiliario- poniéndose de acuerdo previamente en cuál sería su alcance; en definitiva, sobre qué cuestiones se van a reconsiderar como objeto de posible modificación. Esto es una cuestión que, como las demás, debe ser objeto de estudio por la ponencia política constituida en el Ayuntamiento.
Tres líneas
En principio, habría tres líneas posibles a considerar: modificaciones puntuales, nuevas transformaciones interiores de la ciudad que hay que impulsar y, con este mismo carácter, potenciales ampliaciones del suelo urbanizable.
Siempre cabe repasar aspectos puntuales que puedan considerarse de hecho errores vistos desde la propia coherencia del plan. Edificios inadecuadamente protegidos, casos atípicos y extremos que resultan de la aplicación de una norma en general adecuada y que ha dado buen resultado, algunas permutas entre calificaciones individualizadas de los bienes del patrimonio público, alguna corrección respecto a los usos permitidos en una zona... pueden ser quizá algunos ejemplos. No obstante, ni ese tipo de modificaciones pueden ser un cajón de sastre donde cabe todo, recogiendo una aleatoria casuística de cuestiones concretas, aquí y allá, de diversa índole, ni tampoco pueden quebrar la estructura y lógica de una regulación que en general no debe alterarse al haber mostrado ya su adecuación para Madrid.
Las posibilidades del uso terciario y de su tolerancia en el uso industrial podrían quizá ser uno de esos aspectos que pudieran modificarse en casos en que la normativa se haya constatado como incongruente. No puede olvidarse, sin embargo, que Madrid destaca, en comparación con otras grandes ciudades, por la animación y variedad de la mayor parte de sus áreas centrales, que hemos sabido impedir que se conviertan de noche en áreas muertas tipo la city. A ello, que propios y foráneos valoran en nuestro Madrid, ha contribuido el plan general, y antes, toda la política de protección de edificios y usos residenciales en esas áreas centrales.
El plan ya establecía áreas de transformación interna, tanto ligadas a las cinco operaciones estructurales como aisladas. Las bolsas de deterioro no son sino algunas de éstas. Pueden surgir otras. Su establecimiento ahora habría de estar condicionado, sin embargo, a la consecución de objetivos públicos -en definitiva, de ciudad- y contar con un respaldo y compromiso de la iniciativa privada para llevarlas a cabo, resolviendo los problemas que siempre encierra toda remodelación: realojos, esponjamiento, nuevas dotaciones y calles...
Por último, la cuestión de la ampliación del suelo urbanizable. Ésta será quizá el tipo de modificación más polémica. Éste es el aspecto que, de abordarse, en mayor medida significaría una parcial revisión anticipada del plan. En la actual situación del mercado pueden surgir muchas propuestas de recalificación de fincas exteriores. Ahora bien, esa ampliación debe justificarse por la necesidad no sólo de ampliar la cantidad de suelo calificado, sino de producir reservas de suelo público estratégico. La experiencia muestra que la cantidad no cuenta si apenas ningún suelo se pone en marcha. Caso de acometerse, toda hipotética recalificación habría de hacerse con criterios de oportunidad y transparencia: condicionarse al cumplimiento de determinadas premisas, determinarse mediante concursos públicos y siempre que permita la obtención a favor de la ciudad de importantes contrapartidas. El objetivo de conseguir la edificación de viviendas sociales sigue siendo prioritario. Y habría que asegurarlo en todo suelo que de nuevo se recalificase ahora, bien sea en la línea de los convenios recientemente suscritos o en otra que, expresa y voluntariamente, sea aceptada por propietarios y promotores.
La extensión selectiva del suelo urbanizable se ha decidido hacer ya en otros municipios del área metropolitana, y hacerlo en el municipio capital, pese a su reconocida singularidad, no debe significar algo excepcional. Su justificación para acometerlo se ha de inscribir necesariamente en la estrategia de construcción de la región metropolitana de Madrid, y por ello, el Ayuntamiento y la Comunidad han de establecer, de común acuerdo, esas posibles ampliaciones del suelo urbanizable en Madrid.
El objetivo es claro y común: construir la gran metrópoli que refuerce su presencia. y su peso relativo en Europa para 1992 y... también para después de esta mágica fecha. A la consecución de ese objetivo habrá que dirigir la obligada y limitada revisión del programa del plan general y toda modificación de éste que adicionalmente pudiera efectuarse.
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