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El islam, reclamo electoral en Túnez

La oposición teme no obtener una representación en el futuro Parlamento proporcional a su fuerza real

ENVIADO ESPECIALLa oposición tunecina cree que el sistema electoral, que otorga todos los diputados de cada circunscripción al partido mayoritario, le impedirá estar representada en relación a su fuerza real en el Parlamento tunecino que saldrá de las elecciones del próximo 2 de abril. El escepticismo de la oposición y el uso generalizado del islam como reclamo caracterizan la actual campaña electoral en este país magrebí.

Ahmed Mestiri, secretario general del Movimiento de los Demócratas Socialistas (MDS), critica la adopción por parte del poder de un sistema electoral mayoritario a una sola vuelta. "Túnez", afirma en declaraciones a EL PAÍS, "ha vivido años y años bajo el régimen de partido único, y si el 7 de noviembre [fecha de la deposición, en 1987, de Burguiba por el actual líder tunecino, Ben Alí] tiene un sentido histórico y moral es precisamente terminar con esa situación".

Mestiri, ahogado de 63 años, afirma que sólo un sistema de representación proporcional permitiría romper el monopolio del poder ejercido desde la independencia por el Partido Socialista Desturiano, denominado ahora Agrupación Constitucional Democrática.

El secretario general de los demócratas socialistas califica al MDS, el principal partido legalizado de la oposición, de "formación socialdemócrata" y expresa su poca esperanza en que obtenga un número significativo de escaños en las legislativas del 2 de abril. El líder del MDS denuncia que en el Túnez actual "los gobernadores, los funcionarios públicos, la televisión, las radios, en suma todo el aparato de Estado sigue conservando los viejos hábitos totalitarios del burguibismo".

De esa situación no es responsable el presidente. "Ben Alí", dice Mestiri, "es en Túnez lo que Gorbachov en la URSS, alguien que lucha contra esa especie propia al sillo XX que son los burócratas, los guardianes del inmovilismo".

Todas las fuerzas de oposición legal (Movimiento de los Demócrats Socialistas y comunistas a la cabeza) o tolerada (los integristas islámicos) están aprovechando sus campañas para pedir una amnistía general.

El líder tunecino Ben Alíh, ha ido otorgando medidas de gracia individuales a la inmensa mayoría de los enemigos del burguibismo, pero, a falta de una amnistía muchos de éstos no han recuperado aún la totalidad de sus derechos civiles. Es el caso del líder del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), Rachid Ganuchi, que no podrá votar.

Tres carteles

Ganuchi cifra la fuerza del MTI entre un 10% y un 20% del electorado tunecino. No obstante, se declara convencido de que los aún no legalizados islamistas, que se presentan como independientes a las próximas elecciones, no obtendrán un número de escaños semejante en el que debe ser primer Parlamento democrático de Túnez.Grandes concentraciones de masas se producen estos días frente al Palacio de Congresos de Túnez. Decenas de millares de hombres y mujeres forman a diario colas separadas para asistir a una exposición de maquetas y fotografías de los santos lugares islámicos de la Meca, organizada por la Embajada de Arabia Saudí. Es una prueba del imparable regreso del islam a un país que Burguiba soñó laico.

No menos significativo es que, de los tres carteles oficiales de la campaña presidencial de Ben Alí, uno le presente vestido con el humilde lienzo blanco del peregrino y delante de la gran mezquita de la Meca.

Se trata concretamente de una foto tomada con ocasión de su primer viaje al extranjero como presidente de Túnez, efectuado a la ciudad del profeta Mahoma. Desde la deposición de Burguiba, la televisión tunecina interrumpe puntualmente sus emisiones para anunciar las horas de rezos, y muestra con frecuencia al presidente postrado en oración. En esta carrera por recuperar el islam participan hasta los socialdemócratas de Mestiri. Con fondo verde, color de la religión musulmana, uno de los eslóganes electorales más empleados por el Movimietno, de los Demócratas Socialistas es "El islam es la religión del diálogo".

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