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INCERTIDUMBRE SOBRE LA TREGUA

La dirección de ETA en Francia decidió plantear el ultimátum al Gobierno

La decisión de ETA Militar de anunciar la reanudación de su actividad terrorista si el Gobierno español no asume públicamente la negociación política fue adoptada por la dirección en Francia de la organización terrorista, en línea con la posición sostenida por José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, el dirigente de mayor peso en esa organización, que permanece encarcelado en París.

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Josu Ternera ha condicionado sistemáticamente en los últimos meses la ampliación de la tregua a la negociación política con el Gobierno, en una actitud menos matizada y posibilista que la adoptada en general por los etarras residentes en Argelia.[Un portavoz de la prisión parisina donde está recluido Urrutikoetxea se negó ayer a informar sobre las visitas recientes que ha tenido Josu Ternera, según informa desde la capital francesa José Antonio Sorolla. La abogada Christianne Fando, habitual defensora de presos etarras, se encuentra en París, donde asiste a los juicios contra mercenarios de los GAL que se están desarrolllando allí.Por su parte, fuentes del Ministerio del Interior del país vecino insistieron ayer que prestarán la "máxima colaboración" a España].

Fuentes consultadas por este periódico aseguran que la mesa de Argel quedó rota de hecho en la reunión de ambas delegaciones celebrada el pasado día 14, y que sólo la intervención de los mediadores argelinos posibilitó la convocatoria de la última entrevista, que tuvo lugar el día 22. Las diferencias, que han vuelto a aflorar ahora en forma de anuncio de ruptura, residieron en aquella entrevista en los términos de tregua bilateral" y sobre todo "negociación política", propuestos por la representación de ETA en la capital magrebí que encabeza. Anxton Etxebeste.

La delegación española se opuso tajantemente al empleo de estos términos, especialmente al segundo. Según las fuentes consultadas por este periódico, ambas partes llegaron tras la mediación argelina a una fórmula de compromiso que debería permitir la ampliación de la tregua. La representación del Gobierno no puso objeciones a la presencia en la capital argelina de Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, y de Isidro María Garalde, Mamarru, los dos activistas presos en Francia y amigos del fallecido Txomin Iturbe que, junto con Josu Ternera, deben reforzar la mesa de Argel, según el comunicado hecho público el lunes por la organización terrorista.

La incorporación de Txiquierdi a las conversaciones de Argel fue planteada hace ya tiempo en los primeros contactos y contó con el visto bueno del Gobierno español.

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En medios gubernativos se sostiene, por otra parte, que el Ejecutivo no suscribió en Argel el acuerdo de ocho puntos con el que la organización terrorista anunció la prórroga de la tregua, y afirman que la redacción final quedó en buena medida al albedrío de las partes, habida cuenta de las reservas existentes en la mesa.

Se añade igualmente que el Gobierno fue el primer sorprendido por el contenido del acuerdo anunciado por ETA y que el ministro de Interior, José Luis Corcuera, estuvo a punto de hacer un mentís rotundo a este texto antes de acogerse a una fórmula más ambigua.

Sea como fuere, las fuentes informantes indican que las sucesivas reacciones de ETA ilustran la existencia en el seno de la organización terrorista de dos actitudes nunca explicitadas en forma de serias disensiones internas: la de quienes buscan fórmulas de compromiso para prolongar la tregua a la búsqueda de una salida definiva y la de quienes creen que las conversaciones y la tregua carecen de valor en sí mismas y desempeñan un papel instrumental en la conquista de la alternativa KAS.

Propuesta de Etxebeste

Estos medios afirman que Antxon Etxebeste y el resto de los activistas de Argel propusieron a la dirección de ETA en Francia ampliar la tregua y ven en el comunicado que precedía a los ocho puntos, más concretamente en la reproducción de algunos párrafos del diálogo sobre la posible reforma constitucional, una clara intención de convencer a la ejecutiva etarra de la necesidad de ampliación de la tregua.

La historia de la organización terrorista parece demostrar, por otra parte, que los grupos o los individuos más reacios a las salidas negociadas logran casi siempre imponer sus dinámicas de ruptura elevando las exigencias hasta niveles claramente inadmisibles para la otra parte. El argumento que se esgrime en estos casos es el de la necesidad de acumular fuerzas y aumentar la presión hasta encontrar la ocasión propicia en la que la otra parte se encuentre en una situación de mayor debilidad política.

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