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Entrevista:

Rachid Ganuchi: "Ben Ali debe democratizar Túnez"

Declaraciones a EL PAÍS del principal líder integrista tunecino

Los años de clandestinidad, cárcel y amenazas de muerte no han pasado en vano por el más carismático y conocido de todos los líderes integristas de los países del Magreb. Su crespo pelo y su barba han encanecido por completo, y su rostro ha perdido buena parte de la viveza de antaño. Ganuchi recibe a EL PAÍS tras una modesta mesa de despacho de una desangelada oficinita de la céntrica y popular Rue d'Algerie, en la ciudad de Túnez.¿Ha sido rehabilitado por completo? "No. Todavía no he recuperado todos mis derechos civiles", afirma. "Por ejemplo, no puedo votar ni ser candidato en las próximas elecciones presidenciales y legislativas. Lo mismo les ocurre a 7.000 de mis carnaradas".

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En septiembre de 1987, un tribunal de excepción condenó a Rachid Ganuchi a trabajos forzados a perpetuidad. En ese último gran proceso político del burguibismo, otros siete militantes del MTI fueron sentenciados a la pena capital. No obstante, Burguiba, que había declarado que el "últirno servicio" que rendiría a su país sería la "erradicación del integrismo", discrepó de la condena otorgada a Ganuchi. Él quería ver al líder del MTI balanceándose de una cuerda. Ése fue el detonante que llevó al entonces primer ministro Ben Afl a deponer al senil combatiente supremo, el 7 de noviembre de 1987.

Pregunta. Una de las más significativas medidas presidenciales de Ben Ali ha sido sacarle a usted de la cárcel. Un año y medio después, ¿cuál es su valoración de la caída de Burguiba?

Respuesta. Si no hubiera habido el 7 de noviembre, yo no estaría ahora hablando con usted. El 7 de noviembre me salvó la vida, pero también hay que decir que nuestro movimiento provocó ese giro en la historia tunecina. El mérito de Ben Ali fue comprender la voluntad del pueblo tunecino.

Sin legalizar

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P. El MTI ha cambiado su nombre por el de Partido del Renacimiento y no por ello ha sido aún legalizado. ¿cuál es su posición ante las elecciones del 2 de abril?

R. Nuestro movimiento como tal no participa en las elecciones, aunque muchos de nuestros partidarios se presentan en candidaturas independientes. Mi opinión personal es que vale la pena dar una oportunidad a esa consulta.

P. ¿Confla en las intenciones democráticas de Ben Ali?.

R. Yo sólo confío en Dios [Ganuchi sonríe. Es un hombre afable y bienhumorado, muy lejos de la idea que en Occidente se tiene de un dirigente integristal. Ben Ali está condenado a hacer la democracia. De ello depende su legitimidad. Su problema es que encuentra muchos obstáculos. El burguibismo es aún muy fuerte en su propio partido.

P. Los islamistas tunecinos apoyan la candidatura única de Ben Ali. A diferencia de Burguiba, Ben Afl se muestra como un musulmán practicante. ¿Es ésa la razón por la que ustedes le quieren como presidente?

R. Ben Ali ha probado que respeta la religión del pueblo que gobierna. Ser o no un buen musulmán es algo que sólo le concierne a él. Lo importante es que no ofende la sensibilidad de los tunecinos. Burguiba violaba en público el ayuno del sagrado mes del Ramadán y llegó a prohibir por decreto a las musulmanas tunecinas el uso del velo.

P. ¿Qué aspectos de la actual sociedad tunecina le parecen contrarios al islam?

R. Túnez hoy no es un país de sistema de valores occidental ni tampoco islámico. Es una extraña mezcla. Está extraviado y desgarrado. Nuestro objetivo es conseguir por medios pacíficos que esta sociedad sea fiel a sí misma.

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